domingo, 4 de octubre de 2015

Amiga, mujer heterosexual, no soy responsable de tu inseguridad sexual


Hace poco durante un almuerzo, invité a una mujer a sentarse a mi lado y  me dijo “no, gracias, me sentaré por acá porque tú eres peligrosa”. En vista de que no soy una ladrona, ni asesina, no me queda otra opción que pensar que esa amenaza tiene algo que ver con mi orientación sexual.  Imagino que se refiere a ese peligro que algunas mujeres suelen sentir al saber que una amiga o conocida es lesbiana.  

Resulta que tengo amigas desde hace muchos años, tengo amistades tan estables y duraderas que ya llegan a los 25, 20, 15 y 10 años con mujeres heterosexuales quienes jamás se han sentido amenazadas por mi orientación sexual. 
         
Hay una falsa creencia de que todas las lesbianas somos unas mujeres enfermas y que, por ende, queremos “cogernos” a toda mujer que se nos acerca o nos pasa por el frente. Pues no, no es así. Lamento decepcionarlas, pero yo, contrario a lo que se pueda pensar, soy muy selectiva en lo que se refiere a mi objeto de deseo sexual. No me atrae cualquier mujer y no me acuesto con cualquiera. De hecho, he tenido solo una pareja estable en toda mi vida a quien le fui fiel de principio a fin, de hecho y hasta de pensamiento, durante muchos años. De lo cual, por cierto, me siento muy orgullosa.

No obstante, reconozco y acepto que si me he sentido atraída a muchas mujeres que aseguran ser heterosexuales, pero que han dudado ante algún halago o alguna insinuación sexual de mí parte. Sin embargo, es necesario aclarar que eso no me convierte en una mujer peligrosa. Eso convierte a las otras en mujeres inseguras de su sexualidad. O es que acaso ustedes se van a la cama con cualquier hombre que las invite. Pues, sucede lo mismo con mujeres, si usted, es mujer, heterosexual y está segura de su orientación sexual, ¿por qué se siente amenazada por los halagos o insinuaciones de una mujer homosexual?  No me haga responsable de su inseguridad sexual, no soy yo la peligrosa, es usted quien siente peligro de admitir o de aceptar que pueda sentir atracción por una mujer.  

Ahora bien, aquí les va un consejo: si usted siente miedo de que una mujer le diga que es atractiva, le guste y desee estar con usted, no permita que el miedo la paralice y la haga comportarse como una mujer inmadura y hasta ridícula. No se imagine que una mujer lesbiana la va a violar. En este punto no puedo hablar por todas las mujeres homosexuales, hablo por mí.

Pero si por su mente pasa la idea de considerarlo, no lo dude. No se niegue la oportunidad de experimentar algo que puede abrirle un nuevo horizonte en su vida sexual. No significa, que usted sea homosexual. No sea tan mente cerrada.

La vida es un conjunto de experiencias, buenas, malas, maravillosas o terribles, cada una de ellas nos deja un aprendizaje, una lección de vida. Cada vez que nos negamos a una experiencia estamos dejando de vivir. No podemos permitir que el miedo nos impida vivir.

Hay gente que no se enamora por miedo a ser herido, no sale de su casa por miedo a ser robado, atracado o cualquier otra cosa negativa. Hay gente que se cohíbe de amar por miedo al qué dirán. Eso no es vivir, eso es existir; y ser dominado por el miedo.

Además que una mujer le diga que le atrae o que le parece atractiva no significa que la está invitando a tener sexo, ni le está proponiendo matrimonio. Acepte el halago, si no le atrae o no le llama la atención ni le produce curiosidad, simplemente dígalo. Puede ser sincera y decir: “caramba, me halagas pero soy heterosexual” o “Gracias, pero me gustan los hombres”.   

O acepte y dese la oportunidad de conocer a una nueva persona, no se niegue la oportunidad de conocer a alguien que podría convertirse en una nueva amiga, una persona que quizás pueda darle una nueva experiencia de vida, una persona que si bien podría hacerle daño, igual podría darle buenos momentos o buenas historias que contar o recordar en el futuro. Solo lo sabrá si se da la oportunidad de experimentarlo. 

La próxima vez que alguien, una mujer homosexual se le acerque, no se aleje, no cierre las puertas a las experiencias de vida. Deje el miedo y atrévase a vivir. Solo se vive una vez. Pero eso sí, no le eche la culpa a la lesbiana de su inseguridad sexual.