martes, 31 de diciembre de 2019

Resumen de una década

Orlando, Florida 


Resumen de una década, aunque sea un poco mas de 10 años y aun no se acaba la década, pero no importa. Acá esta. 

No creo que haya hecho antes un resumen de ningún año, al menos no a nivel personal. Por alguna razón este año me siento tan feliz y afortunada por lo que deseo compartirlo y además agradecer por todo lo que me ha sucedido, que es una secuencia de eventos uno llevando a otro para ser lo que es hoy.  

Este blog donde escribo nació en 2009. Comencé escribiendo sobre mis perros. Luego sobre la universidad y finalmente sobre diversidad y derechos humanos.  Ya han pasado 10 años.
Este año que termina estuvo lleno de muchos acontecimientos, aunque para ser justa, durante los últimos ocho años mi vida ha estado llena de muchos acontecimientos.

En 2010, comencé a experimentar la despedida de amigos, las fiestas de despedida se hacían cada vez más frecuentes. Al principio era divertido, poco a poco comenzamos a hacer consciente que era una tragedia. Esto comenzó con los nuevos amigos dueños de perros quienes nos reuníamos en un parque en la Castellana, en Caracas.

En 2011, me separe de mi primera y única pareja, jamás lo dije públicamente hasta ahora. Una relación de siete años, que se mantuvo hasta mediados de 2012/2013 con intentos de seguir o no seguir, hasta que finalmente murió. Una experiencia de vida que agradezco infinitamente. Cada minuto, cada vivencia, buena, no tan buena. Todas me han dejado un gran aprendizaje de vida.

Desde 2012, me he aventurado a hacer cosas distintas, a arriesgarme, a salir de mi zona de confort, como dicen por ahí. Me convertí en la asesora del grupo de diversidad sexual en la universidad donde trabajaba. Labor que realice durante dos años.

En julio de 2013 murió Sophy Antonella, la primera de mis tres perros Schnauzer mini, la perra más hermosa que he visto y tenido en toda mi vida. El dolor tan grande que sentí con su muerte fue devastador. Creí haber sanado al escribir sobre ella en un blog. También en 2013 culmine mis estudios de posgrado. Esta alegría me ayudo a superar la muerte de Sophy. Por lo menos a experimentar un nuevo sentimiento de alegría. Ese mismo año me uní a Unión Afirmativa como voluntaria.

Con Sophy Antonella, junio 2009. 


En 2014, me convertí en la Coordinadora General de Unión Afirmativa. Llena de miedo y con muchas inseguridades. Pero me arriesgue, comencé a leer, a documentarme, a investigar a acercarme a otras organizaciones. A finales de ese año recibí y acepte la primera invitación a trabajar en un informe sobre las personas LGBTI.

Al año siguiente, 2015 con un primer informe que coescribí sobre la situación de derechos humanos de las personas LGBTI viaje a la Camisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington, DC, a presentar ese informe y en ese mismo año a Ginebra con el mismo fin. En 2015, despedí a mi última amiga, o quizás a la más cercana de mis amigas. La amistad más larga que había logrado cultivar en Caracas, desde 1999 cuando llegue con una única maleta. Esa partida me destrozo el corazón, quebranto mi animo.

En 2016, regrese a Ginebra, para presentar otro informe actualizado sobre personas LGBTI ante Naciones Unidas. Fueron dos años de hacer trabajo de incidencia internacional, informando al mundo sobre lo que pasaba en Venezuela. Luego conocí a un montón de gente dentro de las organizaciones de derechos humanos.

En 2017, el trabajo se concentró en Venezuela. Ese año, el segundo de mis perros, Walker Esteban, murió. Desde entonces utilizo una férula para dormir porque comencé a experimentar bursitis. Es decir, a rechinar y apretar los dientes al dormir producto del estrés. También, estaba deformando mis dientes al ejercer presión con la lengua hacia afuera. Yes, I have my own shit to deal with. Me toco reconocer que necesitaba ayuda. Había duelos, separaciones, dolores por sanar. Busque ayuda psicológica, no creo haber sido la mejor paciente ni la más disciplinada pero yo siento que encontré el alivio que buscaba.

Walker Esteban, 2016


Para 2018, me toco viajar en varias oportunidades, esta vez para seguir informando sobre la situación en Venezuela, pero también para conocer otras realidades. Conocer a otros activistas, conocer de qué va la conversación internacional sobre personas LGBTI. Este año tome la decisión de renunciar a mi trabajo en la universidad luego de casi 20 años.

Además, me toco asumir mi nuevo role como integrante del grupo asesor de la sociedad civil en ONU Mujeres para América y el Caribe. Así, me toco viajar a República Dominicana y Argentina. Otros destinos fueron Colombia, Canadá y México en mi carácter de activista para asistir a diferentes encuentros  sobre personas LGBTI.

En agosto de 2018, murió la última de mis tres perros Schanuzer, Stephy Black. Un nuevo dolor, tan profundo que aun siento en cada parte de mis ser. Stephy fue mi compañera inseparable desde su nacimiento el 8 de octubre de 2010. Durante ocho años me regalo muchas aventuras, alegrías y rabias. Nunca se enfermó, nunca se quejó. Solo ese único dolor que la mato. Siempre alegre y juguetona. Cariñosa y melosa. Me dio el amor que jamás imagine un perro fuera capaz de dar. Su muerte también significo el fin de una época de tenencia de mascotas, una década. Stephy sigue en mi corazón, como el amor más puro que he conocido.  Aun hoy, la lloro cada vez que la recuerdo. Rio cuando recuerdo sus tremenduras.

Stephy Black


En 2019, la realidad del país, requiere de acciones, la emergencia humanitaria compleja nos ha obligado a mirar a otras necesidades. A redirigir los esfuerzos donde más son necesitados. Esta realidad, me llevo a Ecuador en marzo, a conocer sobre el trabajo que se está haciendo para atender y apoyar a las personas LGBTI que se han visto obligadas a salir de Venezuela.

En Mayo regrese a Bogotá por segunda vez para participar en el IV Encuentro de líderes LGBTI de América Latina y del Caribe. En Octubre, viaje a Nueva York para seguir llevando la realidad venezolana a las Naciones Unidas en el marco de la Asamblea General.
Para culminar el año me encontré con la oportunidad de poder participar en un programa que cambia vidas. El IVLP que me llevo por varias semanas a cuatro ciudades en Estados Unidos, para un viaje de aprendizaje.

El trabajo dentro del país no ha parado, se ha ajustado, se ha modificado, se ha adaptado a la nueva realidad venezolana. Hemos pintado murales, hemos ido al Amazonas a trabajar con población LGBTI indígena, hemos realizado un documental sobre mujeres lesbianas, hemos seguido denunciando las violaciones de derechos humanos en el país. Hemos colaborado en la formación de nuevos activistas. Seguimos escribiendo, investigando, documentando. Se han ido personas de la organización, han ingresado otras.

En lo personal, este 2019, sin proponérmelo, elimine mucha gente toxica de mi vida. Incorpore nuevos amigos a mi lista. Seguí haciendo traducciones, seguí haciendo investigaciones largas, otras cortas.

He aprendido a calmarme. He aprendido a respirar profundo y no ser tan impulsiva. Eso no va tan bien como me gustaría pero ahí va. Me he equivocado, he reflexionado, he rectificado, me he enojado, he callado, he pausado. Me he alejado de ciertas situaciones que me incomodan y perturban para enfocarme en producir.

Mi cambio más grande este año 2019 fue haberme mudado.  Haberme quitado de encima todo el peso que cargaba, deshacerme de objetos que ya no usaba, papeles acumulados, artículos, peroles, objetos viejos. Vendí objetos, regale muchos otros. Hice una limpieza profunda, hasta en mi alma y en mi corazón. Actualice mi estado en Facebook. Ahora soy una mujer soltera (siempre lo he sido legalmente), lista para lo que venga, o mejor dicho para quien venga. No es que no haya llegado nadie en los últimos años, es que una se pone mas exigente por la edad, las experiencias, etc. 

He aprendido a reconocer quienes son mis verdaderos amigos y quienes son solo conocidos, quienes son aliados, quienes son compañeros, quienes son los de verdad y los falsos, así como las noticias.

Me siento satisfecha, me siento dichosa. Me siento afortunada de todo lo que me ha sucedido en estos años. Por todo eso doy gracias, a todas las personas que me han ayudado. Ustedes saben quiénes son. Inclusive a quienes me atacan y critican, de ustedes también aprendo.

Para 2020, tengo pocas metas, es mejor tener pocas para poder cumplirlas, en lugar de muchas y no cumplir ninguna. Una de ellas y en la que aspiro poder enfocarme, en mi salud. Debo bajar de peso. Al menos 10 kilos debo perder. Así que aspiro lograrlo en el transcurso de este nuevo año. Las demás metas me las reservo.

Hay necesidad de un nuevo cambio, ya no le temo al cambio, ahora lo busco y lo agradezco. No soy la misma de hace 10 años, ni de hace cinco años, ni siquiera la misma del año pasado. Eso me gusta. Creo que con este, cierro el ciclo de escritos sobre mí, para mí y por mí. Me gusta mantener mi privacidad. Seguiré haciendo mis reflexiones sobre derechos humanos y las personas LGBTI en Venezuela y el mundo. 

2020, acá estoy lista para seguir viviendo, aprendiendo, equivocándome, quejándome, sonriendo, riendo, molestándome, bailando, cambiando. 

Feliz 2020 para todas y todos quienes me leen por acá. Sigo en Twitter @qfranco y en Instagram @quiteria.franco 



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