Día de hacer mercado… en tiempos de pandemia
7:30 am, me siento a tomar el sol frente a la ventana, me
toca esperar una hora luego de tomarme la pastilla para poder desayunar. Se
cumple la hora en la que el sol me regala sus rayos para llenarme de energía,
hoy toca hacer mercado. 8: 30 am, desayunar. Batido de lechoza, como todas las mañanas, cambur y un sándwich. 9:00 am he terminado de desayunar y lavar los platos y
utensilios utilizados para preparar la comida y comer.
Voy al baño a hacer todo lo que corresponde, a las 10:00 am, debo estar frente a la computadora, tengo una reunión y debo conectarme a la hora
pautada. A las 11:00 am, se incrementa mi angustia, debo salir a
comprar, solo tengo oportunidad hasta antes de las 2: 00 pm, a esa hora
cierran. No importa cuando lo demore o lo posponga, me toca ir a comprar las cosas que necesito.
Me angustia el solo pensar en tener que ponerme una máscara,
usar unas bolsas plásticas que hacen el trabajo de una par de guantes que no
tengo y no pude comprar a tiempo. Sé que habrá cola para entrar, luego de
superar las técnicas de dilación del deber, logro salir.
En efecto, hay cola, me aseguro de mantener la distancia
prudencial de las personas, mujeres y hombres hacen lo mismo, al rato llega
alguien que se coloca detrás de mí para hacer la cola. Está muy cerca, le digo,
por favor, hay que mantener al menos un metro de distancia, afortunadamente,
atiende a mi observación y se aleja.
En la entrada, un señor, nos echa líquido en las manos y nos
rocía los zapatos. No pregunto de que se trata solo hago lo que me toca. Entran
tres personas, es mi turno. Llego al mostrador de la charcutería, me dispongo a ordenar,
una señora se acerca y hace una cola detrás de mí sin respetar la distancia, mi
angustia se incrementa. No puedo irme, aun no termino mi orden. Espero a que el
sentido común le haga ver lo que yo veo, no sucede y se acerca más a mí, en mi
cabeza, le digo aléjese de mí por favor, pero no puedo vocalizarlo, no puedo,
porque sigo apelando a su sentido común. Entonces me alejo, espero mi orden y me muevo al área de las
frutas y verduras, no había nadie. Comienzo a escoger mis artículos, mientras
llegan más personas que se aglomeran y mi angustia vuelve a incrementarse.
Lo mismo me sucede en los pasillos y en la cola para
pagar. Todo eso, ha sucedido lo más rápido posible porque quiero ser lo
suficientemente breve para que otras personas puedan entrar y hacer su compra.
Quizás, fue una hora, quizás dos horas, no lo sé. He dejado mi teléfono en
casa, al salir, siento un profundo alivio. He terminado, podre regresar a mi
casa, a bañarme de nuevo, a limpiar y lavar todo lo que he comprado.
Un dolor de cabeza me acompaña, lo hago consciente y
entiendo, todo el tiempo entre hacer la cola, escoger los artículos, hacer cola
para pagar y salir, he estado bajo una angustia constante.
Hasta la próxima semana cuando me toque repetir todo de
nuevo. Ya quiero que regrese la “normalidad”, aunque sinceramente creo que ya
nada será igual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario