sábado, 15 de agosto de 2015

No es sólo la religión, son los diputados, son los activistas


A principios del mes de agosto en Caracas unas personas miembros de varias iglesias evangélicas realizaron una marcha que llamaron “familia es vida”.  Pero más que a favor de la familia, está gente marcho en contra de las familias homoparentales y el rechazo al matrimonio entre personas del mismo sexo.  ¿Si  ven la diferencia?

Posteriormente, he observado cómo se pretende culpar exclusivamente a las religiones del poco avance que se ha tenido en el país en materia de derechos de personas LGBTI. Ciertamente, comparto que la religión ha sido el principal obstáculo. Pero realmente, no son los evangélicos, ni los católicos, ni los militares evangélicos, ni siquiera es el poder legislativo. Son las personas actualmente encargadas de los diferentes poderes del estado los responsables de que en Venezuela no exista ni una legislación, ni un plan, ni una política pública que reconozca derechos y/o beneficie a las personas LGBTI.  

Poder Legislativo                                                                                
Son los Diputados quienes olvidan que ellos están allí porque fueron electos por los habitantes de su estado, el estado al que representan. Olvidan que su función es la de legislar en función de las necesidades de sus electores. Los diputados no están allí para “tener voluntad”. Los diputados están allí para responder y atender a las necesidades del pueblo elector.
Al asumir su cargo como servidores públicos juran cumplir y hacer cumplir la Constitución. No obstante, al negarse a discutir las propuestas de leyes presentadas por los lectores argumentando razones religiosas están violando esa Constitución que en su artículo 59 establece  “nadie podrá invocar razones, creencias o disciplinas religiosas para eludir el cumplimiento de la ley ni para impedir a otro el ejercicio de su derecho”. Estoy hay que recordárselos constantemente. 

Las religiones, cultos, ateos, etc
Pero, analicemos la situación de las religiones en Venezuela con datos y números. Los registros más recientes datan del 2011-2012, y provienen de la Dirección General de Justicia y Cultos del Ministerio del Interior, Justicia y Paz. Estas muestran que el número de instituciones religiosas inscritas se incrementó 41%. Una revisión a la Memoria y Cuenta del Ministerio revela que 281 instituciones religiosas se registraron legalmente en 2011. Esta cifra ascendió hasta alcanzar 398 en 2012. También el número de agrupaciones que recibieron el visto bueno, paso previo para lograr su inscripción para funcionamiento legal, creció de 585 a 725 entre 2011 y 2012.

Por su parte, Samuel Olson, presidente del Consejo Evangélico de Venezuela (CEV), afirma que cerca de 17% de la población es evangélica, además precisa que el número de fieles de esta corriente religiosa ha crecido entre 6 y 7 por ciento en los últimos 14 años. Están agrupados en dos grandes instituciones que son el CEV (con 160 organizaciones) y la Confederación Evangélica Pentecostal, que tiene en sus miembros a otras 150 congregaciones.
Adicionalmente, dice Olson, “En Venezuela hay musulmanes, ortodoxos, hay hindúes, budistas, cultos esotéricos que no son cristianos; otros grupos que no son monoteístas. Hay una infinidad de variaciones que conforman el microcosmos religioso del país. También están los mormones, los Testigos de Jehová. Ninguno de ellos son evangélicos. Además, hay ateos y agnósticos. Hay otras expresiones que no son ni protestantes, ni evangélicos, ni católicos romanos”.
En cuanto al catolicismo, este se mantiene como la religión dominante en Venezuela con 71% de la población venezolana se declara como católica. 
El centro de Investigación Pew Research, de Estados Unidos, muestra en su web que Venezuela tiene 25.890.000 cristianos, de los cuales 22.500.000 son católicos. Pero también hay en el país más de 5 millones de evangélicos, entre 500 mil y un millón de musulmanes, 157.795 mormones, cerca de 9.000 judíos y un número creciente de adventistas, testigos de Jehová y seguidores de la religión yoruba. 
cabe destacar, que no todas las religiones, cultos o creencias están en contra de las personas LGBTI. 

¿Cuantas personas LGBTI hay en Venezuela?
Ahora bien, pese a no haber cifras oficiales en el país, en el más reciente censo poblacional venezolano, se calculó que hay entre 4 mil y 6 mil  familias conformadas por parejas del mismo sexo. Nosotros pensamos que está es una cifra muy inferior a la real. Adicionalmente, según el Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela, entre 9% y 11% de los venezolanos son homosexuales y de 15% a 20% de la población es bisexual. Otras cifras revelan que en una de cada cuatro familias hay por lo menos un miembro homosexual. Estas cifras permiten calificar este grupo como una minoría sexual en términos estadísticos. No obstante, podrían no reflejar la realidad en su totalidad debido al temor manifiesto de la comunidad LGBTI a expresar su orientación sexual ante la posibilidad de ser víctimas de repudio y discriminación e inclusive violencia tanto verbal como física. 
Sin embargo, si sumamos el número de homosexuales (11%), el número de parejas (4%), el número de bisexuales (20%), observamos que al menos 35% de la población venezolana es LGB. No estamos incluyendo acá el número de personas trans e intersexuales que son aún menor que la homosexual.

¿Cuántas organizaciones LGBTI hay en el país?
Tampoco existe un número exacto, podríamos estar alrededor de 50 en total. Dentro de esta cifra debemos mencionar a Organizaciones No gubernamentales Registradas (asociaciones y fundaciones) y no registradas. Entre las no registradas están los movimientos sociales, grupos estudiantiles, organizaciones de base, etc.  Pero ¿cuántas personas realmente forman parte de estas organizaciones y cuántas realmente llevan a cabo un activismo diario y formal? Más allá de la organización de una marcha una vez al año.      
¿A donde quiero llegar con todas estas cifras? La principal oposición a nuestras demandas proviene de los grupos cristiano-evangélicos y ya hemos visto que ellos apenas son un 17% de la población mientras que la población LGBTI representa aproximadamente un 35%. ¿Por qué entonces pareciera que ellos hacen más peso y mayor presión? Porque resulta que ellos, a diferencia de la población LGBTI, están organizados, cohesionados y tienen recursos económicos.  
Estamos hablando entonces de dos grupos minoritarios, las personas LGBTI (35%) y los evangélicos (17%). Los primeros separados, divididos y sin recursos, los segundos organizados, cohesionados y con recursos. Estos últimos han logrado conseguir posicionarse en el Parlamento para imponer su voluntad por encima del deber como funcionarios públicos. Los diputados como individuos pueden seguir y actuar según la religión que deseen pero como funcionarios deben obedecer la Constitución y las leyes de los hombres que son de carácter civil.   

¿Por qué no ha sido más efectivo el activismo LGBTI en Venezuela? Las razones  son muy variadas.
1. Sin sede. Ninguna de las organizaciones LGBTI en el país ha tenido una sede propia. Esto es sumamente importante e imprescindible para darle estabilidad a una organización. Si hubo organizaciones que contaron con un espacio donde funcionar, como Mujeres Amazonas de Venezuela, pero no era un local propio. 
2.  Falta de recursos. Activistas afectos al gobierno dicen que las organizaciones no gubernamentales son financiadas por el “imperio” entiéndase los Estados Unidos, mientras que las organizaciones independientes piensan que los grupos pro-gobierno son financiadas por el gobierno. La verdad es que ninguna organización recibe dinero o financiamiento si no presenta un proyecto o un plan de trabajo para una actividad en particular. Pero en esencia, las organizaciones LGBTI no cuentan con recursos propios porque ninguna es autosustentable. Lo cual explica el punto anterior, es decir, sin recursos no se puede tener una sede propia.   
3.  Egolatría, egocentrismo, divismo, individualismo y ansias de protagonismo de quienes encabezan las organizaciones. Muchos jefes y pocos obreros, como reza un dicho popular.  Este ha sido un grave problema desde la creación de la primera organización en 1995. Esto obviamente, se traduce en la imposibilidad de trabajar entre activistas u organizaciones o en red y así,  de manera general, se mantiene hasta el día de hoy.
Los activistas LGBTI, a pesar de estar en diversas organizaciones que trabajan en asuntos totalmente diferentes, han estado más preocupados por ver quién es el “primero”, quien es “más” que los demás. Quien hizo algo por “primera vez”, y desperdician energías en ver “quien viaja o quien no” o “quien va o quien no va” a un evento internacional, quien aparece o no parece en los medios de comunicación, a quien le reconocen su trabajo o no se lo reconocen,  a quien in-visibilizan o a quien no.  En una historia o telenovela solo hay una sola pareja protagonista pero sin el resto de los personajes no hay una historia completa.  En esta tarea todos somos importantes y necesarios, desde el que aporta un lápiz hasta el que diseña una imagen. No tiene más valor el que aparece más o es más conocido que quien trabaja desde la discreción o detrás de un computador.    
4. División política.  Existe una marcada división entre chavistas y opositores y quienes están en el medio de esa división, que aunque no lo parezca si los hay.  Ha sido un grave error haber permitido que la división política penetrara un justo reclamo de derechos civiles.   
Esto también está relacionado con el punto anterior, la imposibilidad de trabajar con el otro está estrechamente relacionado con la intolerancia a la crítica. Nadie acepta críticas pero todos se sienten con el derecho a criticar.   También es importante observar la manera como criticamos. Hay críticas constructivas pero también las hay destructivas. Muchas veces pecamos en el tono y la manera como criticamos. Sin embargo, siempre hay oportunidad para rectificar. Aunque es común en ambos bandos, se observa con mayor particularidad en personas y organizaciones afectas al gobierno, quienes no aceptan las críticas, ya sean positivas o negativas. Y, por ende, califican a quien los critica como enemigo y optan por abandonar los espacios en lugar de buscar las coincidencias, aceptar las observaciones y seguir trabajando por las metas en común. Nos cohibimos de participar en las actividades de cada grupo por pensar que estaremos apoyando a una parcialidad político-partidista, o a la derecha o a la izquierda, cuando la verdad es que muy pocos venezolanos entendemos o sabemos de esas divisiones ideológicas. 
5. Trabajo deshonesto. Hay activistas que de manera deshonesta se apropian de las ideas y de las iniciativas de otros activistas y posteriormente las presentan como suyas. Inclusive adoptan el discurso de otros activistas y el trabajo de otras organizaciones y las presentan como sus logros. Esto obviamente, no hace más que crear mayores divisiones. Sea honesto, desarrolle sus propias ideas, sea original o en todo caso pida permiso para utilizar el material de otros y dele crédito público por su trabajo.  
6. Altas expectativas . Cada letra del grupo LGBTI representa a un individualidad específica con necesidades y solicitudes particulares. Se ha pretendido exigir la solución a todas las necesidades al mismo tiempo. Adicionalmente, se ha optado por adoptar actitudes absolutas, es decir, todo o nada. El resultado: nada. Si bien es cierto, que no se trata de ser conformistas, ni darle más importancia a unas necesidades sobre otras, los logros y conquistas de derechos toman tiempo. Además, los mismos son producto de acuerdos, negociaciones y se dan de manera progresiva. Para eso hay que tener paciencia y saber negociar. Esto ha fallado en el activismo venezolano. Se ha actuado de manera visceral, muchas veces de manera poco inteligente y astuta.    

¿Qué hacer entonces?
El momento exige que cada uno haga una reflexión hacia lo interno, no es la religión, son los diputados, pero también son los activistas. El momento histórico requiere de mucha madurez política de parte de todos. Nos toca aprender a lidiar con las diferencias que nos separan.  Se puede tener diferentes visiones del mundo. Se puede estar en aceras diferentes en cuanto a ideologías. Pero hay que tener claro que el tema que nos une es la conquista de derechos. En esencia, son Derechos Humanos, estos no obedecen a una ideología, ni a partidos políticos. 

Los partidos políticos deben ser nuestros aliados porque al fin y al cabo de su seno salen los diputados, quienes a su vez elaboran y aprueban las leyes. Es necesario construir alianzas con el resto de las organizaciones de la sociedad civil. Se consigue poco o casi nada trabajando de manera individual y aislada, pero eso requiere de humildad, para reconocer que necesitamos al otro. Que todos somos valiosos y todos tenemos algo que aportar, pequeño o grande. Se trata de reconocer al otro y reconocer las ideas y aportes del otro. Hay mucho por hacer, pero cada quien trabajando, haciendo cosas muy buenas, pero sin tener el apoyo de los demás activistas y organizaciones, no es mucho lo que se puede hacer. ya hemos visto como un 17% ha hecho más que un 35%. 

Respetar el liderazgo de los activistas, no es menos valioso quien acaba de llegar al activismo que quien tiene más de 5 o 10 años. Pero quienes apenas llegan no pueden descalificar el trabajo hecho hasta ahora. Se requiere de activistas honestos y capaces de trabajar en equipo, pensar en lo colectivo y con la mirada fija en la meta y no desviarse del camino.  
   
Trabajar, pensar, planificar y actuar en función de las metas y el resultado esperado. Al final, los resultados que se logren, ya sea en leyes, planes o políticas publicas serán un beneficio para todos.    
Pregúntate: ¿Seguir como un grupo minoritario separado y dividido o como un grupo que realmente desea lograr el reconocimiento de sus derechos? ¿Qué es más importante, quién logre algo o que se logre algo? ¿Eres capaz de trabajar sin incluir tu ideología? ¿Puedes trabajar sin permitir que tu ideología interfiera en tu labor? Se trata de respetar al otro, y si no se sabe, pues, hay que aprender a respetar al otro. 
Así como rechazas la inclusión de la religión en tus derechos civiles, seguramente rechazas la inclusión de una ideología que no compartes en tu trabajo de activismo. Quienes son de izquierda rechazan la derecha y viceversa, quienes no son de derecha o de izquierda rechazan que se le quiera imponer una de las dos ideologías. Lo mejor es dejar las ideologías alejadas de los derechos humanos.   

Fuentes Consultadas:
http://www.cippsv.com/

http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/actualidad/investigacion/infografias---a-la-iglesia-le-salio-full-competenc.aspx#ixzz3if9Lj6YR


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