martes, 18 de octubre de 2016

Conductas homosexuales, diputados y sacerdotes

El pasado jueves 13 de octubre de 2016, en la Asamblea Nacional, el diputado Hugbel Roa expresó lo siguiente:
 “Baltazar Porras no solo actuó de forma baja cuando se fue a designar al cardenal Urosa, cuando sostuvo reuniones con el alto gobierno acusaba al otro cardenal inclusive de que no debía escogerse por conductas homosexuales. Este mismo señor del que ustedes hacen un acuerdo a favor.[1]

Poniendo lo sucedido en contexto, la Asamblea Nacional, una vez más obviando el artículo 59 de la Constitución que establece la libertad de culto, celebra una sesión con un punto de agenda sobre un acontecimiento religioso católico.  Ya a principios de año expresé mi desacuerdo sobre este asunto ante las tristes declaraciones de Jesús Torrealba sobre los derechos de personas LGBTI que él considera  de “primer mundo”.
Vale destacar mi rechazo al uso de la orientación sexual homosexual como un elemento negativo, algo que se pretende utilizar como descalificación a una persona. Ser homosexual no incapacita a una persona para desempeñarse en el estudio, el trabajo, labor o para asumir una responsabilidad ni para nada en absoluto.  
Hugbel Roa

Acto seguido, Monseñor Mario Moronta, Obispo de la Diócesis de San Cristóbal sale en defensa del Cardenal Baltazar Porras a través de una carta pública.
Antes de referirme a la carta pública, es necesario recordar las palabras de Monseñor Moronta el pasado 15 de agosto del presente año en la Basílica de La Consolación de Táriba en la celebración de los 456 años de la patrona Virgen de la Consolación de Táriba. 
Mario Moronta

Monseñor Moronta dijo lo siguiente:

(1) “Es necesario reivindicar el valor de la familia. Un valor que se ha venido disolviendo. Debemos renovar nuestro compromiso con la familia venezolana. Nos corresponde proclamar el evangelio y la dignidad de la condición humana. Pedimos ante la flor más bella de los andes venezolanos que interceda ante  quienes ocupan cargos en la iglesia y poderes públicos, que nos ayude a  rescatar la célula fundamental sociedad”.

Más adelante, Moronta exhortó que existen grandes transnacionales que fortalecen el aborto, la unión entre personas del mismo sexo y la disolución de los valores familiares. 

(2) “El matrimonio igualitario va en contra del plan de Dios. Debemos estar atentos a estas amenazas, y rescatar la esencia de la iglesia católica para enfrentar estos males terribles.”

Hizo también un llamado a padres y a  madres cristianas defender con gran ahínco el matrimonio y la familia venezolana y enfatizó:
(3) “Con María Santísima, ofrendaremos ante su presencia para reivindicar a la mujer, al hombre, a la unión familiar, a la defensa de la vida humana y al derecho de una sociedad más justa y equilibrada.”

Insistió durante su homilía que la Iglesia Católica tiene que proteger a las familias:

(4) “no hacerlo, sería no cumplir con la misión evangelizadora que estamos llevando a todos los rincones del mundo”.
Comentó que se ha  querido imponer diversos modelos de familia:
(5) “se habla incluso de desintegración familiar. Cada día parece abrirse una brecha entre la familia y los insólitos modelos que se nos viene imponiendo, los cuales carecen de moral.

(6) “Existen tendencias con pretensiones de quitarle el verdadero sentido de la familia. Se ha pretendido imponer una ideología de género, que busca dar cumplimento a los deseos sexuales, sin restricción moral, una función de puro placer”,  aseveró.

Puntualizó que todo católico, que cree en Dios,  debe por encima de todo defender a la mujer, el matrimonio y a la familia.

Ahora bien, también he leído la carta pública de monseñor Moronta y vaya que le vendría bien aplicar a usted y a la iglesia católica lo que le pide al diputado Roa. Le respondo a cada una de sus palabras antes citadas.

(1)  Comparto con usted monseñor la necesidad de reivindicar el valor de la familia, pero yo prefiero hablar de las familias, así en plural, pues resulta que la realidad venezolana, latinoamericana y mundial existen varios modelos de familias, lo cual no se puede seguir ignorando y negando como pretende seguir haciéndolo e imponiéndolo las iglesias católicas y evangélicas. Según datos del Censo de población de 2011 en Venezuela, 45% de los hogares venezolanos tienen como cabeza a una mujer, quien también constituye una familia. Existen al menos 6.000 familias conformadas por parejas del mismo sexo. 27% de las parejas no son casadas sino que viven en unión civil. Lo que significa que el matrimonio ha dejado de ser importante para las parejas heterosexuales, mientras que somos los homosexuales quienes hoy en día deseamos poder casarnos y de esa manera legalizar nuestra unión y contar con la protección legal de la cual hoy carecemos. 

(2) asegura usted monseñor que el matrimonio igualitario va en contra del plan de Dios. ¿Y cuál es ese plan según usted? Si en realidad existiera un plan de Dios no podría ser negarle derechos a un grupo de personas. El plan de Dios definitivamente no es tener un discurso de odio y discriminación hacia un grupo de personas como el que usted predica. El matrimonio igualitario no es un “mal terrible” como usted lo asegura. El matrimonio igualitario es un acto de justicia para con un grupo de personas que lo único que desean es protección legal de su amor. El amor que Dios no condena ni condenó nunca pues no hay en las escrituras bíblicas referencia alguna a las relaciones entre personas del mismo sexo.

(3) habla usted monseñor de defender a la mujer y al hombre y a la unión familiar y el derecho a la vida y a una sociedad más justa y equilibrada.  Estoy totalmente de acuerdo con usted el detalle es que su deseo se limita a la mujer y el hombre cisgénero y heterosexual. Yo incluyo a la mujer y el hombre trans y a la mujer y el hombre homosexual que usted y su iglesia han discriminado, estigmatizado, señalado y condenado. Ese hombre y esa mujer que debido al trato de su iglesia no disfrutan de una vida digna; y que definitivamente también buscan vivir en una sociedad más justa y equilibrada como usted desea.

(4) y (5) comparto con usted que debemos proteger a las familias pero a todas las familias. No nos han impuesto modelos de familia, son familias reales que siempre han existido y que es usted y su iglesia la que sigue empeñada en negarlas e imponernos un solo modelo de familia: el de papá, mamá e hijos. Ofende usted al desconocer a la mujer sola, a la mujer sola con hijos, al hombre solo, al hombre solo con hijos. A las familias conformadas por tías y tíos, por abuelos. Ofende usted a las familias sin hijos. Ofende usted a las familias conformadas por personas del mismo sexo con o sin hijos.

(6) sigue ofendiendo usted al hablar de una ideología de género. Se trata de estudios de género que han venido a liberarnos de los yugos religiosos que ataron la sexualidad y el sexo a lo moral. El sexo tiene que ver con todo y definitivamente sí y mucho con el placer. Y no es nada de lo que debamos avergonzarnos.

Habla usted de que el verdadero sentido de la familia está amenazado. Y ¿cuál según usted es el verdadero sentido de la familia? ¿Cómo es que usted y su iglesia, compuesta por hombres sin familia propia está tan seguro de saberlo y además de enseñárnoslo?

El verdadero sentido de la familia está en el respeto a todos y cada uno de sus miembros, en el compartir de los deberes, las responsabilidades, en la comunicación, en el amor mutuo de la pareja y de todos sus miembros. El verdadero sentido de la familia está en el compartir los buenos y los malos momentos, en tener objetivos en común, en la solidaridad. Y para vivir y entender el verdadero sentido de la familia no hace falta tener una religión, no es necesario ser católico. Para entender el verdadero sentido de la familia solo hace falta ser humano.

Y culmino citando sus palabras dirigidas al diputado Roa: al explicarle la razón de  su carta pública son las mismas que me motivaron a mí a escribirle monseñor.

Le escribo en nombre de tantos hombres y mujeres, creyentes o no, que ven reflejadas en sus palabras sentimientos que no posibilitan el encuentro, el diálogo y la reconciliación. Sus palabras dirigidas en contra de mis hermanos, sencillamente, atentan contra la verdad... Y el evangelio nos enseña que sólo la verdad nos hace libres (Jn 8,32). No son ni el insulto, ni la ofensa, ni la calumnia expresiones de libertad. Además mancillan la dignidad de quienes han sido difamados. No olvide que usted tiene esa misma dignidad por ser imagen y semejanza del Creador.
Le escribo para tratar de hacerle entender que ha caído en un gravísimo error. Asimismo le invito a salir de el. Por ello, así como tuvo la osadía de emitir juicios difamatorios, tenga la gallardía de pedir disculpas públicamente y reparar el daño moral causado. De hacerlo, por favor no lo haga porque se lo pide este pobre mortal, sino realícelo porque la gente sana de este país lo espera y atrévase a hacerlo con temor de Dios en su nombre y como ejercicio del mandamiento del amor que todo lo puede.
Le escribo, finalmente, para hacerle ver que su actitud (acompañada de otros gestos de violencia), lejos de servir de modelo para el pueblo lo distancian. Hoy se requiere en Venezuela de dirigentes que le den garantía a la gente para ir hacia adelante y así lograr superar la crisis que nos golpea. Pero no es con la calumnia ni con la difamación como van a ser aceptados por el pueblo quienes deben ser ejemplo de buena educación, ciudadanía y de respeto de las personas, comunidades e instituciones. Si usted se atreviera a pedir disculpas, ganaría mucho más que con la postura hasta ahora demostrada.  

Pida disculpas monseñor a los miles de mujeres y hombres trans y/u homosexuales a quienes agrede y ofende con sus declaraciones.
       
 Fuentes consultadas:



[1] "Por acción violenta": AN suspende por un mes derecho de palabra del diputado Hugbel Roa. 13 Octubre 2016. http://www.contrapunto.com/noticia/por-accion-violenta-an-suspende-por-un-mes-derecho-de-palabra-del-diputado-hugbel-roa-103742/

1 comentario:

  1. muy bueno Quiteria, te felicito por lo impecable de la refutación y el extraordinario argurmento

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