Los derechos humanos se entienden como todos aquellos derechos inherentes al ser humano sin distinción alguna por su nacionalidad, sexo o género, origen étnico, edad, color de piel, religión o cualquier otra condición. Estos derechos están interrelacionados, son interdependientes e indivisibles. Es decir, que cuando se afecta, niega o vulnera uno de ellos, todos los demás se ven afectados.
El Estado venezolano está en la obligación de promover, proteger y garantizar los derechos humanos de toda su población. No obstante, la realidad es que en el caso de las personas trans el Estado venezolano ha sido negligente en cuanto al reconocimiento de un derecho básico como es el derecho a la identidad. La falta de reconocimiento de este derecho ha derivado en la violación de muchos otros derechos como el derecho a la educación, al empleo, a la salud y a la alimentación.
Como parte de la campaña #StopTransfobia de Amnistía Internacional Venezuela se ha publicado un material audiovisual en el que tres mujeres trans y tres hombres trans comparten sus testimonios sobre cómo les afecta en su vida diaria el no contar con un documento de identidad, (en Venezuela es la cédula de identidad y el pasaporte) acorde a su identidad que incluye el nombre y el género.
El primer testimonio que se presenta es el de Chrismar Landáez, de 39 años, quien nos relata un testimonio de lo ocurrido en un consultorio médico. El trato cordial recibido al ser atendida cambia bruscamente luego de mostrar su cédula. En muchas ocasiones las personas trans se sienten tan vulneradas y expuestas que optan por no regresar a la consulta. No acudir a las citas médicas trae como consecuencias enfermedades no tratadas, tratamientos abandonados, y la aparición de infecciones de transmisión sexual que encuentran en las personas trans un vehículo sin freno para su propagación en mayor proporción que en el resto de las personas. Vemos entonces como la negación de un documento de identidad afecta el derecho a la salud.
Luego escuchamos a Sam Marín, un hombre trans de 41 años quien comparte cómo su vida cambió drásticamente luego de haber hecho su transición de mujer a hombre. Sam es un hombre con un pasado exitoso profesionalmente con un título universitario en publicidad y mercadeo pero hoy en día vive y padece la negación del derecho al trabajo debido a la falta de un documento de identidad (cédula). Los empleadores se impresionan al ver su trayectoria laboral pero le niegan el empleo alegando no saber cómo lidiar administrativamente con la incongruencia entre su nueva identidad de género y su identidad legal. Su realidad afecta también a quienes dependen de él económicamente ya que es jefe de hogar y padre de una joven de 17 años.
En tercer lugar escuchamos a Francis Mora quien comparte su experiencia en el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería, la institución responsable de emitir el documento de identidad, mejor conocido como el SAIME. Donde se evidencia la falta de un protocolo de atención a las personas trans, lo cual vulnera su derecho a un trato digno y respetuoso y naturalmente la violación al derecho a la identidad por parte del ente encargado y responsable de su garantía.
Posteriormente, vemos a Sebastián Abreu quien asegura ser víctima de transfobia, es decir, de rechazo y discriminación por razón de su identidad y expresión de género. Es muy común en Venezuela que durante los viajes por carretera se detenga a las unidades de transporte público para su inspección y se les pida a los hombres descender. Esto le sucedió a Sebastián en un viaje de desde Maracaibo a Caracas, la capital del país. Su derecho al libre tránsito y al disfrute y esparcimiento se ve afectado por la incómoda situación de tener que presentar una cedula de identidad que no refleja su verdadera identidad.
Christina Yélamo nos contó cómo se vio forzada a abandonar sus estudios universitarios ante la negativa de sus profesores a permitirle firmar la lista de asistencia con el nombre y el género con el que ella se identifica. Su derecho a la educación se ve afectado por no contar con un documento de identidad acorde a su género.
Finalmente, Alejandro Hidalgo nos relata cómo su derecho a la alimentación se ve afectado desde que en los locales comerciales y de expendio de alimentos se solicita el documento de identidad para adquirir desde una goma de mascar hasta un kilo de pollo. La situación de exposición y vulneración ante una multitud es algo que violenta su dignidad.
Las personas trans no deberían ser sometidas a todas estas situaciones que las llevan a un estado de indefensión legal, y recibir tratos crueles y denigrantes. Venezuela debe permitir el cambio de nombre y género de las personas en todos sus documentos de identidad y así cumplir con su deber de protección y garantía de los derechos humanos a todos sus ciudadanos sin discriminación alguna sin someterles a tratos y requisitos patologizantes, sino apegados a los estándares internacionales establecidos por la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El video de Amnistía Internacional es particularmente educativo y emotivo, en el que además se aclaran conceptos como el género y sexo, hombre y mujer trans, transfobia, identidad de género y el derecho a la identidad. Los invito no solo a verlo sino a compartirlo con el propósito de que llegue a quienes tienen la responsabilidad de emprender los cambios legales e institucionales para que los derechos de las personas trans no sigan siendo violados como consecuencia de la falta de una cédula acorde a su identidad y expresión de género.
También puedes sumarte a la campaña firmando para exigir al Registro Civil garantizar de inmediato el cambio de nombre a las personas trans que así lo soliciten sin mayores requisitos que los establecidos en la ley en el siguiente enlace: https://amnistiaonline.org/StopTransfobia/
Publicado originalmente en Amnistía Internacional
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