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¿Pueden las
telenovelas ponerle fin a la homofobia?
Sí, hay algo aún más popular que la Copa del Mundo en América Latina: la
Telenovela - con sus legiones de fans obsesivamente adictos que las ven cada
noche de la semana. Ya no es sólo un placer culposo para las amas de casa
amantes del drama, la telenovela ha evolucionado para encantar a familias
enteras, que atrae hasta dos mil millones de personas en todo el mundo. Esa
plataforma inmensa le otorga a las novelas la capacidad única para dar forma al
modo de pensar de una manera que otros medios de comunicación rara vez han sido
capaces de lograr. No obstante, resulta frustrante que muy pocos han utilizado
esta capacidad para promover igualdad
y tolerancia en un público que es
históricamente intolerante.
Según un informe de 2012 de HRC, las personas LGBT en las comunidades
latinas son receptoras de una cantidad lamentable de odio y violencia. Esto se
deriva de los roles de género rígidos y obsoletos con poca tolerancia por
cualquier persona que no sea un hombre recto lleno de machismo o una mujer
sumisa. Ah, y porque la mayoría de los latinos en el mundo, son católicos férreos, a lo que
hay que agregar una intolerancia demasiado común, a menudo originada en la
religión, contra las personas LGBT.
Esta cultura de homotransfobia puede estar profundamente arraigada en muchas
familias latinas conservadoras. Vean la mía, por ejemplo: algunos de mis
parientes se apresuran a gritar "maricón" a su televisor cuando un
hombre afeminado aparece en pantalla, y han habitado la mayor parte o la
totalidad de su vida en Los Angeles - una de las ciudades más amigable con la
comunidad LGBT en la nación. Mi propio padre puede ver hasta cuatro horas de
programación católica cualquier domingo (una hazaña verdaderamente sorprendente)
e interpreta la Biblia literalmente. Entonces, ¿cómo se puede desafiar una
serie de principios tan fundamentales para las generaciones de latinos? Así: a
través de las adictivas y melodramáticas telenovelas.
No me había percatado del poder
de la Telenovela hasta que me senté al lado de mi hermana y mi amada y muy
conservadora mamá a ver “Que pobres tan ricos”, que comenzó a emitirse a
principios de 2014. La divertida y
conmovedora novela de la productora Rosy Ocampo cuenta con una relación
homosexual entre dos personajes masculinos completamente evolucionados y tridimensionales.
Nunca había visto una cosa así en un horario estelar de Telenovela.
En una entrevista, Janet Arleis
Quezada, estratega de medios en idioma español de GLAAD, dijo a HuffPost que
las audiencias liberales "quieren ver más del mundo que conocen reflejado
en las historias que ven incluyendo a las personas de todos los colores,
historias, orientaciones, e identidad y
expresión de género" para incitar a las cadenas de televisión a asumir algunos riesgos al abordar el
machismo y el fanatismo religioso que existe en la cultura latina.
Sin embargo, no fue sino hasta
hace muy poco que las novelas enseriaron la lucha contra la homofobia. Muchos
de los "shows importados que se emiten en español todavía continúan
mostrando viejos estereotipos, o rehúyen mostrar relaciones reales",
añadió Quezada. El primer beso lésbico en la televisión estadounidense se
emitió en 1991 en el programa L.A. Los Ángeles, mientras que el primer beso
lésbico en América Latina se transmitió en el 2011. La primera boda gay en la
televisión de Estados Unidos también fue en 1991, mientras que la primera en
México fue el año pasado. Las telenovelas pueden estar a años luz de la
visibilidad que las comunidades LGBT han logrado en los medios progresistas,
pero todo empieza a cambiar.
Mi madre lanzó un sorpresivo
"¡Oh Dios mío!" para señalar su malestar cuando se dio cuenta de la
trama gay en “Que pobres tan ricos”. Pero eso no le impidió verla todas las
noches. Allí estaba ella, un miembro de una generación que puede, a menudo, avergonzar
con un pensamiento poco ortodoxo, totalmente inmersa en el arco de la historia
gay. Estaba enganchada porque los personajes son algo más que gay: tienen
pasiones, drama, metas profesionales, problemas familiares, problemas
financieros, experiencias con las que todo el mundo puede identificarse.
Ahora, mi mamá le dice a mi papá:
"Oye Papi, usted no tiene que criticar a la gente, simplemente vivir y
dejar vivir" si él grita "maricón" en la pantalla del televisor,
y él escucha. El nivel de malestar con temas LGBT en mi casa se ha
desplomado, y a mi familia le encanta las novelas hasta el punto de que a
menudo posponemos el momento de oración para poder verlas (de otro modo, esto
nunca sucede). Eso es lo poderosas que son las telenovelas.
Asombrosamente, el hecho es que
las personas LGBT sólo son representadas adecuadamente en pocas novelas. La
mayoría de los melodramas simplemente no le hacen justicia a la comunidad LGBT ni a la comunidad latina, al
presentar personajes LGBT bidimensionales, con frecuencia menospreciados o un
mundo simplemente en el que no habitan personajes LGBT. Tal vez sea porque hay
demasiado temor a desafiar las convenciones de las generaciones pasadas o
porque simplemente no hay ningún interés en hacerlo. Cualesquiera sean sus
razones, es una ridícula pérdida de potencial. Estas historias atractivas e influyentes
sólo están volviendo a enseñar las mismas lecciones que los latinos han escuchado
durante años: "Ten fe y tus problemas se solucionarán", "se leal
y serás feliz". ¿Por qué no pueden enseñar estas mismas lecciones con
personajes LGBT, o bien enseñar lecciones completamente nuevas? Lo cierto es
que incluir personajes LGBT no afectará negativamente los números de audiencia –
“Que pobres tan ricos” lo ha demostrado.
"A medida que los latinos en
los EE.UU. apoyan cada vez más los temas LGBT, especialmente la población más
joven, más personas se están dando cuenta de que conocen más personas que son
LGBT y quieren verlo reflejado en los
medios de comunicación", dijo Monica Trasandes, directora de medios de comunicación
en español de GLAAD a HuffPost. "A medida que las leyes y las culturas
cambian en México, Colombia y Brasil, donde muchas de estas novelas se
producen, deberíamos ver representaciones más realistas que atraigan a todos
los aficionados."
Necesitamos más novelas como “Que
pobres tan ricos” que desafíen las
tradiciones de larga data de intolerancia religiosa y cultura machista que
muchas personas todavía siguen. Necesitamos novelas para mostrar a la gente
cómo transigir viejos dogmas y aprender a respetar a otros seres humanos a pesar
de sus diferencias. Las necesitamos para ayudar en la batalla contra el
sexismo. Tenemos que abrir las mentes de las familias latinas ya que
"menos de la mitad de los jóvenes latinos LGBT tiene un adulto en su
familia a quien pueden acudir en caso de estar preocupado o triste".
América Latina no puede seguir existiendo como una burbuja gigante de
intolerancia; lo ha estado durante demasiado tiempo.
Original de: Roberto Pérez. Publicado en HuffPost. 8-08-2014.
Traducido por: Quiteria Franco
A mí me gustaban las teleseries venezonalas. Acá en Chile las daban hasta el año 2005. Luego dejaron de mostrar telenovelas venzolanas. Ahora, viendo hacia atrás, recuerdo que discursos y actitudes homofóbicas eran comunes en las telenovelas venezonalas.
ResponderEliminarSi eso no ha cambiado hoy es casi imposible que las vuelvan a transmitir en Chile ya que, apesar que aun existe homofobia, en Chile hay mayor inclusión y los canales no se arriesgarán a transmitirlas ya que la homofobia, como consenso general es algo indeseable y muy criticado moralmente y muchas veces ello perjudica la imagen corporativa de los canales de televisión.