viernes, 28 de noviembre de 2014

Evitar la discriminación de LGBTI en medios de comunicación

Artgnosis

La presente entrada es un extracto de un documento elaborado en la Universidad de Buenos Aires, Argentina. En este documento se recomienda a los periodistas evitar ciertas palabras, frases y expresiones relacionas con la diversidad sexual que, en efecto, expresan discriminación.  Aunque es un texto argentino y ciertos términos son utilizados en ese país, en esencia, aplican para el contexto venezolano y latinoamericano, en general.  Aquí se los dejo, espero sea de utilidad y puesto en práctica en los medios de comunicación venezolanos.   

Términos discriminatorios por sus usos e implicancias

Activo / pasivo: ambos términos responden a un concepto sexista y patriarcal de la sexualidad. Este paradigma presupone roles sexuales fijos. Basado en el binarismo, aparece como el único modelo sexual posible; en su interior se reproduce la lógica patriarcal y androcéntrica porque asocia la condición “activa” con lo masculino (superior) y la “pasiva” con lo femenino (inferior). La orientación sexual de una persona no está vinculada con los distintos roles que puede desempeñar en sus encuentros sexuales.

Amanerado o afeminado: términos discriminatorios porque identifican mecánicamente una gestualidad, socialmente asociada con lo femenino, con una orientación sexual. Simultáneamente, produce una desvalorización de lo femenino.

Bombero o camionera: se utiliza discriminatoriamente para señalar a mujeres que serían lesbianas a través de estándares preestablecidos de masculinidad. Esto produce una idea negativa del lesbianismo porque hace referencia a una suerte de pérdida, falta o insuficiencia de “feminidad”. Fuera del contexto de uso por parte de un colectivo político o de una autorepresentación, es un término desvalorizante y discriminatorio.

Perversión: término discriminatorio. La homosexualidad fue considerada durante años un acto perverso. En 1970 la Organización Mundial de la Salud tomó las recomendaciones de la Asociación de Psiquiatría Americana y dejó de considerarla una enfermedad. Desde entonces el tema está fuera de discusión en la academia internacional por lo que este término aplicado a orientaciones y prácticas sexuales no normativas o identidades de género es absolutamente discriminatorio.

Promiscuo/a: término discriminatorio que se utiliza para designar a aquellas personas que mantienen relaciones sexuales con varios individuos en un período relativamente corto de tiempo. Según el Ministerio de Salud de Brasil, cualquier persona con más de tres parejas por año es considerada “promiscua”, independientemente de su orientación sexual. Esta palabra se usó de manera estigmatizante en relación con las comunidades de diversidad sexual durante la crisis del sida.

Sodomía o sodomita: de origen religioso, este término se aplicaba a actos sexuales considerados "contra natura", más allá de que fueran practicados por heterosexuales u homosexuales. La religión católica tomó esta palabra como derivación de Sodoma, en alusión a las “corrupciones” practicadas en esta ciudad palestina. El término es despectivo y peyorativo.

Torta o tortillera: término peyorativo utilizado para nombrar a las lesbianas.
Trava, travesaño o trabuco: motes peyorativos y burlescos para referirse a personas travestis.
Trolo: término peyorativo que implica una supuesta traición al género masculino (poca valentía o afeminado). Es usado para humillar a varones que no son heterosexuales o cuyos modales no se adecuan a la caracterización heterosexista de la masculinidad.

Homosexual: este término está asociado con una historia médica que lo esgrimió habitualmente para sugerir que gays, lesbianas, travestis, transexuales o transgéneros sufren de una enfermedad o están emocional o psicológicamente inhabilitados. En vez de esta palabra, sugerimos la utilización de “gay”, “lesbiana”, “travesti”, “persona trans” o “persona intersex”. 
El Washington Post indica que las orientaciones o prácticas sexuales no normativas de una persona no deben ser incluidas en una noticia a no ser que sea verdaderamente relevante. Insta a que los periodistas se pregunten si incluirían la condición “heterosexual” del protagonista de un episodio a ser informado. En el caso de situaciones policiales, afirma que la condición sexual no tiene que ser explicitada a menos que se trate de un crimen de odio contra una persona LGTTTBI / GLTTTBI. También reclama responsabilidad para no invadir la privacidad de las personas al informar.
Del mismo modo, calificar una relación como “homosexual”, en frases como “pareja homosexual” o “sexo homosexual”, es ofensivo y habitualmente usado por los grupos antigays para denigrar y convocar la burla hacia personas LGTTTBI / GLTTTBI.

Preferencia o elección sexual” / “elección de objeto”: estas frases sugieren que la sexualidad se basa en elecciones, por lo que colaboran a sostener ideas de “géneros desviados” ya que éstos serían excepcionales y podrían normalizarse o rehabilitarse dependiendo de la voluntad.

Homosexual asumido o admitido: esta frase connota criminalidad o vergüenza. Sugerimos usar “públicamente gay” o “abiertamente gay”.

Uso de pronombres: en el caso de historias o entrevistas en las que intervengan personas tránsgenero, transexuales, travestis o intersex, se debe usar el pronombre (masculino o femenino) con que se designan estas personas. Si no existe ese testimonio, es necesario utilizar el pronombre que sea consistente con la manera en la que esas personas se presentan públicamente. De este modo, el uso de artículos o adjetivos femeninos o masculinos constituye una decisión política de personas y colectivos. En nuestro país, el movimiento de travestis, sin identificarse en términos de identidades de géneros como mujeres, usa el femenino. Esto señala una no naturalización entre lenguaje e identidades u orientaciones y prácticas sexuales no normativas. La feminización de gays resulta denigratoria y discriminatoria, fuera del contexto en el que algunos gays lo dicen de sí o de otros gays o de gays diciéndolo entre ellos.

Uso de nombres propios: se debe usar siempre el nombre con el que la persona se presenta. Sólo se puede indicar el nombre de documento en el caso en que lo requiera la persona en su testimonio acordado.


Fuente: Area Queer, (2007). Medios de Comunicación y Discriminación: Desigualdad de Clase y Diferencias de Identidades y Expresiones de Géneros y Orientaciones Sexuales en los Medios de Comunicación. Facultad de Filosofía y Letras. Secretaría de Extensión y Bienestar Estudiantil.  Universidad de Buenos Aires, Argentina.

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