Tradiciones de navidad
Creo que
las tradiciones se construyen en el hogar y desde la infancia, cuando eso no sucede depende de cada
quien en la adolescencia o en la adultez aprender sobre ciertas celebraciones y tradiciones, aceptarlas e incorporarlas de manera personal o no hacerlo.
La Navidad
en mi casa nunca fue algo tradicional o esquematizado y mucho menos organizado.
Creo que como la mayoría de las cosas era algo que se hacía porque todo el
mundo lo hace, como el bautismo, la primera comunión y el matrimonio eclesiástico
e inclusive el ritual de entierro de un pariente sin saber o entender mucho el porqué. Al menos así lo recuerdo y lo entiendo hoy.
Una celebración cristiana
Estos
eventos eran algo así muy parecido a la celebración del cumpleaños. Me estoy desviando
lo sé, pero busco el paralelismo para que se entienda lo que trato de explicar.
Es por la relación religiosa, no hubo nunca en mi casa un apego real o sincero
a eso de la religión católica. Se cumplía con algunos rituales, pero repito
creo que era por ser algo que todos a nuestro alrededor hacían.
A mí me bautizaron
cuando tenía como 7 u 8 años y lo que recuerdo es a todo el mundo riéndose de mí
luego de que el sacerdote bromeara porque el agua no entraba a mi "pelo malo". Así
es, mi primer acto de bullying en público lo sufrí a esa edad y de parte de un
sacerdote.
Mi primera
comunión fue una imposición de la escuela a la que asistía y la odie por tener
que usar un vestido. Cuando murió mi papa hubo misas y eso que llaman
novenario. Nadie, absolutamente nadie se sabía lo que debían repetir luego de
cada rezo. Cuando se casó mi hermana por la iglesia, nadie sabía porque hubo
esa ceremonia y, por supuesto, tampoco se sabían los rezos. No hubo nunca una oración
antes de cenar ni una visita a la iglesia en semana santa, si recuerdo el no
comer carne en jueves y viernes santo. Lo cual yo disfrutaba porque comíamos pescado.
Entonces, no había en mi casa rituales asociados a la religión católica. Se cumplía
con algunas cosas sin saber la razón y sin dar mayores explicaciones.
Lo que
recuerdo de la navidad en mi casa está más asociado al proceso previo que a la
noche del 24 o del 25, no recuerdo que nadie me hubiese explicado exactamente
lo que se celebraba. Muy distinto a la celebración del año nuevo. Eso sí estaba
más claro para mí.
La cena
Entonces
lo que más recuerdo era el proceso de hacer las compras para la cena, la carne,
el puerco y la gallina. En algún tiempo en mi casa hubo gallinas así que ahí mismo
las mataban, no había que comprarlas. También teníamos matas de cambur y plátano,
entonces de ahí sacábamos las hojas y se hacía todo el proceso desde el
principio. Matar la gallina, desplumarla, cortarla, etc, igual que con las
hojas, quitarles la vena, ahumarlas, lavarlas, cortarlas. Recuerdo muy bien
todo ese proceso. También recuerdo los detalles de la harina, sabía que era una
harina diferente a la de hacer arepas, antes de aparecer en el mercado la
harina de color amarillo, el proceso de preparación de onoto también lo
recuerdo. Todo permanece ya algo distante en mi memoria.
Mi participación
en las hallacas nunca fue relevante ni imprescindible. Nunca aprendí a amarrar,
la primera tarea que me asignaron. No lo logre nunca. Tampoco me gustaba
ensuciarme las manos con harina y como el proceso me parecía tan tedioso y tan
complicado, nunca me ocupe de aprender.
En parte también
porque lo que realmente deseaba era estar en la calle jugando, como lo hacían mis
hermanos varones. Me parecía injusto que solo las mujeres estuviésemos en la
cocina haciendo hallacas y mi papa en la sala viendo televisión y mis hermanos
jugando con los amigos de la urbanización.
Llegada la
noche del 24 o el 25, nunca hubo una gran reunión alrededor de la mesa para
cenar. No, eso no recuerdo que hubiese sucedido en algún momento. Una familia
de nueve hijos no creo que sea muy fácil de manejar. Entonces eso no está en
mis recuerdos, estar todos sentados al mismo tiempo para cenar, no,
definitivamente no.
Los regalos
En cuanto
a los regalos, solo sabía de Santa Claus por las películas en la televisión. Y
mucho menos escuchar nada sobre el niño Jesús. Hoy en día, pienso que es
absurdo eso de esperar que un niño traiga regalos a otros niños. No lo
entiendo. Se supone que los niños reciben no entregan regalos.
Yo sabía
que los juguetes que llegaban a casa eran los que le asignaban a mi papa en su
trabajo, o al menos eso es lo que recuerdo. Entonces eso de la espera de la noche de
navidad para recibir regalos tampoco lo viví, mis regalos llegaban antes y me
los daba mi papa o mi mama.
Recuerdo
una vez que llego un regalo para mí, no estoy segura hoy en día si lo trajo mi
papa o si fue mi padrino de bautizo. Si recuerdo que era una muñeca grandísima,
caminaba y hablaba. Al parecer era la muñeca de la temporada la que todas las niñas,
excepto yo, querían como regalo de navidad. De mas esta decir, que la odie,
nunca jugué con ella y al final creo que se la regalaron a alguien más o la
vendieron. Sinceramente, no recuerdo.
Los fuegos artificiales
Otro
asunto relacionado con la navidad son los fuegos artificiales. Mis recuerdos
sobre esto son dos años seguidos en los que me queme por haber prendido unos de
esos que se conocen como silbadores que me explotaron y me produjeron
quemaduras en las manos. Luego mis manos blancas cubiertas con crema dental
para sanar las heridas. Obviamente, nunca más me acerque a los fuegos artificiales.
Hoy en día no solo los rechazo por ese recuerdo sino que además me molesta
mucho el olor y la contaminación que producen sino que además el ruido que
hacen es insoportable. Durante los 10 años que tuve mis perros Schnauzer
miniatura, fue un tormento verles sufrir
del miedo a causa de esos ruidos horrorosos.
El día 25, el ritual de la ropa y las pijamas
El proceso
de “estrenar” ropa nueva para el 24, el
25 y el 31 tampoco era de mi agrado. Tener que usar ropa de niña únicamente para
estar en casa, sin poder salir a jugar y mucho menos ensuciarme. Nunca me
gustaba la ropa que me compraban. Y cuando finalmente me preguntaron lo que quería
vestir criticaron mi escogencia. No recuerdo como finalmente me escape de eso. Sé
que mis padres hacían un gran esfuerzo para comprarnos a todos ropa nueva.
No
recuerdo haber tenido nunca una mañana del 25 usando pijamas nuevas metida en
cama con mi mama y mi papa. Mis pijamas eran la ropa de estar en casa, las
franelas viejas antes de convertirse en coletos. Mentira, en Maracaibo se dice
lampazo y se compran en el mercado. Pero ustedes entienden la idea. Entonces
esa tradición no es algo con lo que pueda identificarme.
Entonces
como se pueden imaginar, lo que usualmente se asocia a la navidad, esas
tradiciones como la cena en familia, la apertura de los regalos y los fuegos
artificiales, vestir ropa y pijamas nuevas no me dicen absolutamente nada.
Lo que si
recuerdo de estas fechas en mi casa era las largas horas frente al televisor viendo
películas navideñas. Aunque fuesen las mismas películas todos los anos. La
Novicia Rebelde, los tres fantasmas de la navidad, milagro en la calle 54, difícil
de matar entre otras. Eso sí es un recuerdo de mis vacaciones de navidad. Es lo
que hago cuando estoy en casa en estas fechas. Esta es mi verdadera tradición, ver películas navideñas.
Mis mejores vacaciones
En mi
adultez mis mejores vacaciones fueron en 1997 en Irlanda del Norte, 2001 en
Alemania, 2003 en Los Roques, 2004 en Caracas, 2005 en Morrocoy, 2007 en
Maracaibo. Mis mejores vacaciones son cuando viajo y cuando salgo de Venezuela
y me alejo del bullicio, de los fuegos artificiales, de lo tradicional
incluyendo la comida y la música. Lo lamento, pero el ruido típico de Venezuela
en estas fechas no es mi temporada favorita.
Lo que si disfruto mucho es el tiempo en Caracas en diciembre, los azules del cielo caraqueño, el bajón
en la temperatura y el cambio de ánimo en la gente. Aunque esto se ha perdido
mucho en los últimos tiempos.
Durante
varios años, desde 2012 me ha sido imposible salir del país en estas fechas. Han
sido anos terribles tener que quedarme en casa en Caracas. Hasta 2017 me toco
estar encerrada con mis perros protegiéndoles de los ruidos de los fuegos
artificiales. La idea de dejarlos solos en esas fechas me impedía viajar. En
2018 murió la última de mis tres perros y se acabó mi encierro por ellos, para
protegerles. En 2019 estuve fuera del país casi todo el mes de diciembre y este
año 2020 fue imposible viajar debido a la pandemia.
Yo no entiendo la navidad pero la respeto y a pesar de no entender de qué va, sé que es una época agradable, y me gusta la gente en estas fechas, son mas agradables que de costumbre. Nunca he celebrado la navidad y no creo que lo haga en algún momento en el futuro porque no tengo relación alguna con su significado, simbolismos y tradiciones. Nunca he decorado por navidad, nunca he comprado ni un adorno en navidad. He pasado toda mi vida sin hacerlo y jamás lo he lamentado.
Para mi diciembre es época de vacaciones y fin de año y las vacaciones para mí son sinónimo de viajar y cada vez que pueda y este en mis posibilidades económicas seguiré escapando de Venezuela en estas fechas. Aunque nunca me negaré a ir a una fiesta de navidad, a comer, a tomarme una foto con Santa y a disfrutar de las celebraciones.