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He observado con cautela desde hace algún tiempo como el auge del tema sobre
las personas LGBTI una tendencia al uso de términos no reconocidos ni utilizados por el sistema
inter-americano y el sistema universal de derechos humanos, lo cual me ha
motivado a escribir unas recomendaciones al respecto de este tema.
No pretendo imponer el uso de una terminología, pretendo realizar
recomendaciones a respetar y utilizar los estándares internacionales sobre la
terminología relaciona con las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex
(LGBTI), en particular, para académicos, periodistas, estudiantes y activistas
o defensores de derechos humanos y la población en general.
Tanto la Comisión Interamericana de derechos humanos (CIDH) como la
Organización de Naciones Unidas (ONU) han establecido las siglas LGBTI para referirse
a las personas lesbianas, gays (gais), bisexuales, trans e intersex. En el
sistema universal por su parte se utilizan las siglas SOGI en inglés para
hablar de Sexual Orientation and Gender Identity; mientras que en español se
utiliza OSIG para Orientación sexual e identidad de género. Aunque vale acotar
que en español también se utiliza y agrega la “expresión de género”.
Aunque la CIDH en su documento expresa que son solo recomendaciones y acota
que en ciertos países y regiones se agregan otras letras a la nomenclatura y el
orden puede ser diferente, las siglas LGBTI son las que ellos recomiendan.
Particularmente, me gusta hablar de “personas LGBTI” primero porque se trata
de humanizar a las LGBTI, grupo que históricamente ha sido visto con cierto
desprecio hasta el punto de ser calificados como enfermos y comparados con los pedófilos,
ser considerados un desecho social. De
tal manera que al hablar de “personas LGBTI” estamos enfatizando el carácter humano,
de ciudadano como miembro de la sociedad con plenos deberes y derechos.
Segundo, porque al mencionar las siglas nos aseguramos de estar incluyendo
a la gran mayoría que forma parte de este gran grupo de personas con orientación sexual, no heterosexual y con
identidad o expresión de género trans.
¿Cuál es la recomendación?
1. Utilizar y respetar la terminología estándar sugerida y reconocida a
nivel mundial con las siglas LGBTI. 2. Evitar el uso de términos no reconocidos por los organismos internacionales.
L-Lesbianas
G-Gais
(La Fundación del Español Urgente recuerda que la forma correcta en
castellano del plural de gay es gais y no gays)
B- Bisexuales
T-Trans
(término que incluye a personas transgéneros, transexuales y
trasvestis)
I-Intersexuales.
¿Qué es eso de “diversidad sexual”?
Diversidad sexual es una terminología
que parece ser de uso casi exclusivo en
Venezuela y en algunos países latinoamericanos. Al parecer, su llegada a Venezuela viene desde
el CENESEX de Cuba y así se ha ido expandiendo por Latinoamérica.
Al hablar de diversidad sexual se entiende
que se incluye a las personas LGBTI y, adicionalmente, a las personas
heterosexuales, asexuales, pansexuales, personas queer, andróginas, cisgénero, etc.
Hasta acá vamos bien. Particularmente
no me molesta hablar de diversidad sexual, entiendo que todos somos diversos de
muchas maneras y naturalmente ya hemos visto y experimentado que la sexualidad
es variada y variable.
No obstante, existe una tendencia
a la utilización de un neolenguaje, que ya no se limita al ámbito político venezolano
si no que se ha expandido al área del tema sobre personas LGBTI. Entonces nos
encontramos con términos como “sexo-género diversos”, “sexo diversos”, “grupos sexodiversos”, “comunidad de sexo
diversos” tal como aparece en la Ley para la Promoción y protección de personas
que viven con VIH y sus familiares. E inclusive unos menos comunes como “sexo-disidentes”,
“transgenas” o “transgénero-disidentes”, entre otros.
Si usted está realizando un
trabajo para su liceo, universidad, instituto universitario, si usted es periodista
y está escribiendo una nota, si usted es activista, por favor, siga las
recomendaciones. 1. Siga los estándares
internacionales y 2. Evite el uso de esta terminología que no está reconocida y
que rompe con las normas que unifican el lenguaje sobre las personas LGBTI.
Ahora bien, si usted como
individuo se identifica con estos términos de la neolengua, perfecto utilícelos
en su día a día, entre sus amigos, conocidos, en fin, en su cotidianidad. En realidad la lengua es dinámica y cambia y se
adapta, pero creo que por ahora cuando apenas estamos comenzando a consolidar
el tema con madurez y seriedad seamos parte de quienes informamos y educamos y
sigamos aclarando las dudas no creando más confusión.
Una última observación: también recomiendo
no hablar de “elección sexual, opción sexual, inclinación sexual, condición sexual
o preferencia sexual, el término correcto es orientación sexual. Este es otro tema que probablemente aborde en
otra entrada.
Aquí les dejo el documento con la
terminología sugerida por la CIDH, OEA, para tratar el tema de las personas LGBTI.
En una nota anterior, ya mencioné
algunas recomendaciones para el manejo del tema en publicaciones periodísticas a fin de evitar la discriminación y el uso de términos inapropiados. Enlace.
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