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La presente entrada es un
extracto de un documento elaborado en la Universidad de Buenos Aires,
Argentina. En este documento se recomienda a los periodistas evitar ciertas
palabras, frases y expresiones relacionas con la diversidad sexual que, en
efecto, expresan discriminación. Aunque
es un texto argentino y ciertos términos son utilizados en ese país, en
esencia, aplican para el contexto venezolano y latinoamericano, en
general. Aquí se los dejo, espero sea de
utilidad y puesto en práctica en los medios de comunicación venezolanos.
Términos
discriminatorios por sus usos e implicancias
Activo / pasivo: ambos términos responden a un concepto sexista y
patriarcal de la sexualidad. Este paradigma presupone roles sexuales fijos.
Basado en el binarismo, aparece como el único modelo sexual posible; en su
interior se reproduce la lógica patriarcal y androcéntrica porque asocia la
condición “activa” con lo masculino (superior) y la “pasiva” con lo femenino
(inferior). La orientación sexual de una persona no está vinculada con los
distintos roles que puede desempeñar en sus encuentros sexuales.
Amanerado o afeminado: términos discriminatorios porque identifican
mecánicamente una gestualidad, socialmente asociada con lo femenino, con una
orientación sexual. Simultáneamente, produce una desvalorización de lo
femenino.
Bombero o camionera: se utiliza discriminatoriamente para señalar a
mujeres que serían lesbianas a través de estándares preestablecidos de
masculinidad. Esto produce una idea negativa del lesbianismo porque hace
referencia a una suerte de pérdida, falta o insuficiencia de “feminidad”. Fuera
del contexto de uso por parte de un colectivo político o de una autorepresentación,
es un término desvalorizante y discriminatorio.
Perversión: término discriminatorio. La homosexualidad fue
considerada durante años un acto perverso. En 1970 la Organización Mundial de
la Salud tomó las recomendaciones de la Asociación de Psiquiatría Americana y
dejó de considerarla una enfermedad. Desde entonces el tema está fuera de
discusión en la academia internacional por lo que este término aplicado a
orientaciones y prácticas sexuales no normativas o identidades de género es
absolutamente discriminatorio.
Promiscuo/a: término discriminatorio que se utiliza para designar a
aquellas personas que mantienen relaciones sexuales con varios individuos en un
período relativamente corto de tiempo. Según el Ministerio de Salud de Brasil,
cualquier persona con más de tres parejas por año es considerada “promiscua”,
independientemente de su orientación sexual. Esta palabra se usó de manera
estigmatizante en relación con las comunidades de diversidad sexual durante la
crisis del sida.
Sodomía o sodomita: de origen religioso, este término se aplicaba a
actos sexuales considerados "contra natura", más allá de que fueran
practicados por heterosexuales u homosexuales. La religión católica tomó esta
palabra como derivación de Sodoma, en alusión a las “corrupciones” practicadas
en esta ciudad palestina. El término es despectivo y peyorativo.
Torta o tortillera: término peyorativo utilizado para nombrar a las
lesbianas.
Trava, travesaño o trabuco: motes peyorativos y burlescos para
referirse a personas travestis.
Trolo: término peyorativo que implica una supuesta traición al
género masculino (poca valentía o afeminado). Es usado para humillar a varones
que no son heterosexuales o cuyos modales no se adecuan a la caracterización
heterosexista de la masculinidad.
Homosexual: este término está asociado con una historia médica que
lo esgrimió habitualmente para sugerir que gays, lesbianas, travestis,
transexuales o transgéneros sufren de una enfermedad o están emocional o
psicológicamente inhabilitados. En vez de esta palabra, sugerimos la
utilización de “gay”, “lesbiana”, “travesti”, “persona trans” o “persona
intersex”.
El Washington Post indica que las orientaciones o prácticas sexuales
no normativas de una persona no deben ser incluidas en una noticia a no ser que
sea verdaderamente relevante. Insta a que los periodistas se pregunten si
incluirían la condición “heterosexual” del protagonista de un episodio a ser
informado. En el caso de situaciones policiales, afirma que la condición sexual
no tiene que ser explicitada a menos que se trate de un crimen de odio contra
una persona LGTTTBI / GLTTTBI. También reclama responsabilidad para no invadir
la privacidad de las personas al informar.
Del mismo modo, calificar una
relación como “homosexual”, en frases como “pareja homosexual” o “sexo
homosexual”, es ofensivo y habitualmente usado por los grupos antigays para
denigrar y convocar la burla hacia personas LGTTTBI / GLTTTBI.
“Preferencia o elección sexual” / “elección de objeto”: estas frases
sugieren que la sexualidad se basa en elecciones, por lo que colaboran a
sostener ideas de “géneros desviados” ya que éstos serían excepcionales y
podrían normalizarse o rehabilitarse dependiendo de la voluntad.
Homosexual asumido o admitido: esta frase connota criminalidad o
vergüenza. Sugerimos usar “públicamente gay” o “abiertamente gay”.
Uso de pronombres: en el caso de historias o entrevistas en las que
intervengan personas tránsgenero, transexuales, travestis o intersex, se debe
usar el pronombre (masculino o femenino) con que se designan estas personas. Si
no existe ese testimonio, es necesario utilizar el pronombre que sea
consistente con la manera en la que esas personas se presentan públicamente. De
este modo, el uso de artículos o adjetivos femeninos o masculinos constituye una
decisión política de personas y colectivos. En nuestro país, el movimiento de
travestis, sin identificarse en términos de identidades de géneros como
mujeres, usa el femenino. Esto señala una no naturalización entre lenguaje e
identidades u orientaciones y prácticas sexuales no normativas. La feminización
de gays resulta denigratoria y discriminatoria, fuera del contexto en el que
algunos gays lo dicen de sí o de otros gays o de gays diciéndolo entre ellos.
Uso de nombres propios: se debe usar siempre el nombre con el que
la persona se presenta. Sólo se puede indicar el nombre de documento en el caso
en que lo requiera la persona en su testimonio acordado.
Fuente: Area Queer, (2007).
Medios de Comunicación y Discriminación: Desigualdad de Clase y Diferencias de
Identidades y Expresiones de Géneros y Orientaciones Sexuales en los Medios de
Comunicación. Facultad de Filosofía y Letras. Secretaría de Extensión y
Bienestar Estudiantil. Universidad de
Buenos Aires, Argentina.
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