martes, 31 de diciembre de 2019

Resumen de una década

Orlando, Florida 


Resumen de una década, aunque sea un poco mas de 10 años y aun no se acaba la década, pero no importa. Acá esta. 

No creo que haya hecho antes un resumen de ningún año, al menos no a nivel personal. Por alguna razón este año me siento tan feliz y afortunada por lo que deseo compartirlo y además agradecer por todo lo que me ha sucedido, que es una secuencia de eventos uno llevando a otro para ser lo que es hoy.  

Este blog donde escribo nació en 2009. Comencé escribiendo sobre mis perros. Luego sobre la universidad y finalmente sobre diversidad y derechos humanos.  Ya han pasado 10 años.
Este año que termina estuvo lleno de muchos acontecimientos, aunque para ser justa, durante los últimos ocho años mi vida ha estado llena de muchos acontecimientos.

En 2010, comencé a experimentar la despedida de amigos, las fiestas de despedida se hacían cada vez más frecuentes. Al principio era divertido, poco a poco comenzamos a hacer consciente que era una tragedia. Esto comenzó con los nuevos amigos dueños de perros quienes nos reuníamos en un parque en la Castellana, en Caracas.

En 2011, me separe de mi primera y única pareja, jamás lo dije públicamente hasta ahora. Una relación de siete años, que se mantuvo hasta mediados de 2012/2013 con intentos de seguir o no seguir, hasta que finalmente murió. Una experiencia de vida que agradezco infinitamente. Cada minuto, cada vivencia, buena, no tan buena. Todas me han dejado un gran aprendizaje de vida.

Desde 2012, me he aventurado a hacer cosas distintas, a arriesgarme, a salir de mi zona de confort, como dicen por ahí. Me convertí en la asesora del grupo de diversidad sexual en la universidad donde trabajaba. Labor que realice durante dos años.

En julio de 2013 murió Sophy Antonella, la primera de mis tres perros Schnauzer mini, la perra más hermosa que he visto y tenido en toda mi vida. El dolor tan grande que sentí con su muerte fue devastador. Creí haber sanado al escribir sobre ella en un blog. También en 2013 culmine mis estudios de posgrado. Esta alegría me ayudo a superar la muerte de Sophy. Por lo menos a experimentar un nuevo sentimiento de alegría. Ese mismo año me uní a Unión Afirmativa como voluntaria.

Con Sophy Antonella, junio 2009. 


En 2014, me convertí en la Coordinadora General de Unión Afirmativa. Llena de miedo y con muchas inseguridades. Pero me arriesgue, comencé a leer, a documentarme, a investigar a acercarme a otras organizaciones. A finales de ese año recibí y acepte la primera invitación a trabajar en un informe sobre las personas LGBTI.

Al año siguiente, 2015 con un primer informe que coescribí sobre la situación de derechos humanos de las personas LGBTI viaje a la Camisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington, DC, a presentar ese informe y en ese mismo año a Ginebra con el mismo fin. En 2015, despedí a mi última amiga, o quizás a la más cercana de mis amigas. La amistad más larga que había logrado cultivar en Caracas, desde 1999 cuando llegue con una única maleta. Esa partida me destrozo el corazón, quebranto mi animo.

En 2016, regrese a Ginebra, para presentar otro informe actualizado sobre personas LGBTI ante Naciones Unidas. Fueron dos años de hacer trabajo de incidencia internacional, informando al mundo sobre lo que pasaba en Venezuela. Luego conocí a un montón de gente dentro de las organizaciones de derechos humanos.

En 2017, el trabajo se concentró en Venezuela. Ese año, el segundo de mis perros, Walker Esteban, murió. Desde entonces utilizo una férula para dormir porque comencé a experimentar bursitis. Es decir, a rechinar y apretar los dientes al dormir producto del estrés. También, estaba deformando mis dientes al ejercer presión con la lengua hacia afuera. Yes, I have my own shit to deal with. Me toco reconocer que necesitaba ayuda. Había duelos, separaciones, dolores por sanar. Busque ayuda psicológica, no creo haber sido la mejor paciente ni la más disciplinada pero yo siento que encontré el alivio que buscaba.

Walker Esteban, 2016


Para 2018, me toco viajar en varias oportunidades, esta vez para seguir informando sobre la situación en Venezuela, pero también para conocer otras realidades. Conocer a otros activistas, conocer de qué va la conversación internacional sobre personas LGBTI. Este año tome la decisión de renunciar a mi trabajo en la universidad luego de casi 20 años.

Además, me toco asumir mi nuevo role como integrante del grupo asesor de la sociedad civil en ONU Mujeres para América y el Caribe. Así, me toco viajar a República Dominicana y Argentina. Otros destinos fueron Colombia, Canadá y México en mi carácter de activista para asistir a diferentes encuentros  sobre personas LGBTI.

En agosto de 2018, murió la última de mis tres perros Schanuzer, Stephy Black. Un nuevo dolor, tan profundo que aun siento en cada parte de mis ser. Stephy fue mi compañera inseparable desde su nacimiento el 8 de octubre de 2010. Durante ocho años me regalo muchas aventuras, alegrías y rabias. Nunca se enfermó, nunca se quejó. Solo ese único dolor que la mato. Siempre alegre y juguetona. Cariñosa y melosa. Me dio el amor que jamás imagine un perro fuera capaz de dar. Su muerte también significo el fin de una época de tenencia de mascotas, una década. Stephy sigue en mi corazón, como el amor más puro que he conocido.  Aun hoy, la lloro cada vez que la recuerdo. Rio cuando recuerdo sus tremenduras.

Stephy Black


En 2019, la realidad del país, requiere de acciones, la emergencia humanitaria compleja nos ha obligado a mirar a otras necesidades. A redirigir los esfuerzos donde más son necesitados. Esta realidad, me llevo a Ecuador en marzo, a conocer sobre el trabajo que se está haciendo para atender y apoyar a las personas LGBTI que se han visto obligadas a salir de Venezuela.

En Mayo regrese a Bogotá por segunda vez para participar en el IV Encuentro de líderes LGBTI de América Latina y del Caribe. En Octubre, viaje a Nueva York para seguir llevando la realidad venezolana a las Naciones Unidas en el marco de la Asamblea General.
Para culminar el año me encontré con la oportunidad de poder participar en un programa que cambia vidas. El IVLP que me llevo por varias semanas a cuatro ciudades en Estados Unidos, para un viaje de aprendizaje.

El trabajo dentro del país no ha parado, se ha ajustado, se ha modificado, se ha adaptado a la nueva realidad venezolana. Hemos pintado murales, hemos ido al Amazonas a trabajar con población LGBTI indígena, hemos realizado un documental sobre mujeres lesbianas, hemos seguido denunciando las violaciones de derechos humanos en el país. Hemos colaborado en la formación de nuevos activistas. Seguimos escribiendo, investigando, documentando. Se han ido personas de la organización, han ingresado otras.

En lo personal, este 2019, sin proponérmelo, elimine mucha gente toxica de mi vida. Incorpore nuevos amigos a mi lista. Seguí haciendo traducciones, seguí haciendo investigaciones largas, otras cortas.

He aprendido a calmarme. He aprendido a respirar profundo y no ser tan impulsiva. Eso no va tan bien como me gustaría pero ahí va. Me he equivocado, he reflexionado, he rectificado, me he enojado, he callado, he pausado. Me he alejado de ciertas situaciones que me incomodan y perturban para enfocarme en producir.

Mi cambio más grande este año 2019 fue haberme mudado.  Haberme quitado de encima todo el peso que cargaba, deshacerme de objetos que ya no usaba, papeles acumulados, artículos, peroles, objetos viejos. Vendí objetos, regale muchos otros. Hice una limpieza profunda, hasta en mi alma y en mi corazón. Actualice mi estado en Facebook. Ahora soy una mujer soltera (siempre lo he sido legalmente), lista para lo que venga, o mejor dicho para quien venga. No es que no haya llegado nadie en los últimos años, es que una se pone mas exigente por la edad, las experiencias, etc. 

He aprendido a reconocer quienes son mis verdaderos amigos y quienes son solo conocidos, quienes son aliados, quienes son compañeros, quienes son los de verdad y los falsos, así como las noticias.

Me siento satisfecha, me siento dichosa. Me siento afortunada de todo lo que me ha sucedido en estos años. Por todo eso doy gracias, a todas las personas que me han ayudado. Ustedes saben quiénes son. Inclusive a quienes me atacan y critican, de ustedes también aprendo.

Para 2020, tengo pocas metas, es mejor tener pocas para poder cumplirlas, en lugar de muchas y no cumplir ninguna. Una de ellas y en la que aspiro poder enfocarme, en mi salud. Debo bajar de peso. Al menos 10 kilos debo perder. Así que aspiro lograrlo en el transcurso de este nuevo año. Las demás metas me las reservo.

Hay necesidad de un nuevo cambio, ya no le temo al cambio, ahora lo busco y lo agradezco. No soy la misma de hace 10 años, ni de hace cinco años, ni siquiera la misma del año pasado. Eso me gusta. Creo que con este, cierro el ciclo de escritos sobre mí, para mí y por mí. Me gusta mantener mi privacidad. Seguiré haciendo mis reflexiones sobre derechos humanos y las personas LGBTI en Venezuela y el mundo. 

2020, acá estoy lista para seguir viviendo, aprendiendo, equivocándome, quejándome, sonriendo, riendo, molestándome, bailando, cambiando. 

Feliz 2020 para todas y todos quienes me leen por acá. Sigo en Twitter @qfranco y en Instagram @quiteria.franco 



IVLP: una experiencia que cambia vidas



A principios de octubre me contactaron de la Embajada de Estados Unidos para informarme que me invitaban a participar en el programa conocido como IVLP, es decir, International Visitors Leadership Program del Departamento de Estado de Estados Unidos.

Me explicaron que serían tres semanas en Estados Unidos en un programa titulado Human and Civil Rights for Marginalized Communities A Multi Regional Project. Es decir, estaba enfocado en Derechos Humanos y Derechos Civiles para comunidades marginadas un proyecto Multi Regional.

Fueron tres semanas, cuatro ciudades, cuatro guías (liasons), más de 50 reuniones, encuentros, entrevistas con organizaciones, autoridades locales y personas de las comunidades visitadas, y 21 personas participantes de diferentes países.  No es fácil resumir tres semanas de tantas experiencias vividas en un texto corto, o en cinco minutos como me toco hacerlo en la sesión final.

El grupo estaba conformado por personas de Afghanistan, Armenia, Brazil, Cambodia, Czech Republic, Egypt, Fiji, Georgia, Hong Kong, Hungary, India, Israel, Jamaica, Japan, Malaysia, Nepal, Poland, South Sudan, Tajikistan, Tanzania y Venezuela. Había abogados, periodistas, un  economista, docentes, activistas, defensores de derechos humanos todos de alguna manera u otra trabajando con grupos vulnerados como niñas, niños y adolescentes, mujeres, personas LGBTI, privados de libertad, migrantes, refugiados, solicitantes de asilo, y una persona de la comunidad Roma.       

En Orlando, Florida
 El primer día tuvimos una sesión de bienvenida, la persona que nos saludó entre tantas cosas que nos informaron dijo “el IVLP es una experiencia que les cambiara la vida” y no es solo una frase, es la verdad.

La primera parada fue en Washington DC, el mayor número de reuniones y encuentros fue en esta ciudad. De todos los encuentros para mí, el mejor fue con la Liga Anti Difamación en su sede en Washington, DC.

La Liga Anti-Difamación (ADL) es una organización anti-odio. Fundada en 1913 en respuesta a un clima creciente de antisemitismo e intolerancia, su misión es proteger al pueblo judío y garantizar la justicia y el trato justo para todos. Hoy, ADL continúa luchando contra todas las formas de odio, incluido el ciber-odio, el acoso escolar, los prejuicios en las escuelas y en el sistema de justicia penal, el terrorismo, los crímenes de odio, la coerción de las minorías religiosas y el desprecio por cualquiera que sea diferente. Su objetivo final es un mundo en el que ningún grupo o individuo sufra prejuicios, discriminación u odio.

La representante de la organización nos habló sobre el programa “No Place for Hate” o No hay lugar para el odio, un marco de referencia para mejoras sociales para las escuelas K-12 que buscan construir comunidades inclusivas y seguras donde todos los estudiantes puedan prosperar.

También me hizo reflexionar mucho el taller que tuvimos sobre liderazgo y construcción de alianzas con Akram Elias de Capital Communications Group. Él nos habló sobre cómo construir alianzas y nos compartió mucha información sobre los diferentes tipos de liderazgos y las características de cada líder. Con el he logrado entender la razón por la cual algunas alianzas no funcionan y entender que algunas alianzas tienen fecha de inicio y culminación, con algo de suerte algunas pueden perdurar. En parte, lo importante es saber identificar los objetivos de cada alianza, que cada quien tenga un rol claro y definido y que todas y todos sean partícipes en todo el proceso de análisis, toma de decisiones e implementación de los planes y estrategias, hasta el logro de los objetivos planteados.  
Como actividad no formal/cultural en Washington DC tuvimos un tour que incluyo la Casa Blanca, el edifico del Congreso “Capitol”; fuimos la museo del Holocausto y al National Museum of the American Indian. 

En Washington, DC.

La segunda parada fue en Seattle, Washington. Acá el encuentro que más me gusto fue con la Policía de la ciudad de Tukwila. 

El nombre de la ciudad me hizo reír, se pronuncia casi que como “Tequila”. Se imaginaran la cantidad de chistes que hice con el nombre. Lo que me gusto de este encuentro fue escuchar como la Policía de Tukwila dio un giro a la manera de interactuar con las y los habitantes de las comunidades. Tukwila es una ciudad de inmigrantes, está compuesta por 62% de población considerada minoritaria. 49% son hablantes de un idioma diferente al inglés. La ciudad cuenta con una oficina de servicios humanos que se encarga de conectar a los residentes con distintos servicios sociales y de salud. Mientras que la policía ha implementado estrategias innovadoras que les han permitido estar más cerca de los residentes y cambiar la relación entre la policía y los residentes de la ciudad.

En Tukwila, Washington. 


En trabajo conjunto entre la oficina de servicios humanos y la policía han logrado bajar el incide de delincuencia. Y los residentes confían en su policía. Inclusive quienes no cuentan con documentación para estar en el país saben que pueden llamar a la policía para denunciar cualquier incidente sin temor alguno a ser interrogados sobre su estatus legal. Anteriormente, este era un factor que interfería negativamente al momento de hacer denuncias o ser testigos en juicios. La policía tiene encuentros mensuales con los residentes, estos se conocen como “un café con la policía”. Los residentes van a un lugar seleccionado por la policía, un oficial o dos acuden al encuentro y se sientan a conversar con los asistentes. De esta manera, se ha ido reduciendo el rechazo hacia la policía. Me pareció que es una buena práctica para cambiar la relación policía/residentes. Obviamente, también ha habido mucha preparación y formación a los miembros de la policía. Las organizaciones de derechos humanos también han jugado un rol importante en este aspecto. 

Por cierto, pase un buen rato revisando la cuenta en Twitter de la policía de Tukwila y es una nota. Pasen a verla y seguro se reirán un rato. Por supuesto, está en inglés, es @TukwilaPD

Otro encuentro a destacar en Seattle fue con la Human Rights Commission de Washington State. Es decir, la Comisión de Derechos Humanos del estado de Washington. El trabajo que realiza la policía y los cambios mencionados anteriormente, obedecen y están en sintonía con las leyes y normas en el estado de Washington. Esta Comisión del Estado de Washington tiene como fin prevenir y eliminar la discriminación a través de la aplicación de las leyes, el uso eficiente de los recursos y el establecimiento de relaciones productivas con la comunidad. Las leyes del estado de Washington prohíben las prácticas de discriminación en el empleo, espacios públicos, hotelería y hospedaje o esparcimiento, en relaciones o transacciones de alquileres, créditos y seguros. La representante de la Comisión nos habló de como ellos abordan los casos de discriminación, el proceso de recepción, investigación y la solución final de cada caso. 

Como actividad cultural yo fui al Museo de la Cultura Pop “Museum of Pop Culture or MoPop”. Un pequeño grupo tomamos un paseo en Barco por las cercanías a Seattle, durante el cual tuvimos unas vistas espectaculares de la ciudad, finalmente dimos un paseo en la Gran rueda “Great Wheel”. Como bono extra para mí, estuve en el Restaurante Athenian, en el cual se filmó una escena de la película Sleepless in Seattle con Tom Hanks y Meg Ryan en el año  1993.

Restaurante Athenian. Seattle, Washington. 


City Splits. Luego de Seattle, el grupo de 21 personas fue distribuido en tres ciudades Cincinatti, Indianapolis y Kansas. A mí me correspondió estar en el grupo de Indiana. 

La tercera parada fue en Indianapolis, Indiana. Acá éramos solo siete personas. Tuvimos un total de siete reuniones en dos días, una experiencia de voluntariado en un lugar de entrega de comida y ropa para personas de bajos recursos económicos y una cena con una familia de la comunidad.

La primera reunión que tuvimos en Indianapolis fue con Kizito Kalima, un sobreviviente del genocidio en Ruanda. Kalima fundo el Centro de paz para el perdón y la reconciliación, tiene como objetivo cambiar el mundo educando a los jóvenes sobre las causas y consecuencias del genocidio y otras atrocidades. El Centro llega a los jóvenes a través de discursos públicos, conferencias, talleres, caminatas por la paz y las redes sociales. Se alienta a los jóvenes a convertirse en embajadores de la paz en sus escuelas y dentro de sus comunidades. 

Kizito tenía 14 años cuando su familia fue asesinada, el a pesar de haber sido y dejado por muerto por ataques con machetes, sobrevivió, fue, perseguido y apresado. En una breve oportunidad logro escapar de sus captores y huir del país. Se refugió en el deporte, comenzó a jugar Basketball. Fue invitado a participar en un campeonato en EEUU, al llegar le ofrecieron una beca en Chicago y decidió quedarse.  Para superar la tragedia busco ayuda, y según sus propias palabras, no fue sino hasta que perdono que logro encontrar paz. Posteriormente, fundo la organización y ahora habla sobre paz a jóvenes.

Este encuentro me conmovió hasta el punto de romper en llanto, mientras escuchaba el relato de Kizito en una pequeña exhibición fotográfica en la sede del Centro, no pude evitar encontrar tantas similitudes entre las razones que dieron origen al genocidio y lo que vivimos en Venezuela y como se originó. Obviamente, hay muchas diferencias pero yo vi muchas similitudes. Y eso me duele, me conmovió. Y en algún momento, los venezolanos debemos pasar por lo que paso Kizito, reconocer que necesitamos ayuda para procesar lo vivido y perdonar, para poder seguir con nuestras vidas en paz.
Indianapolis, Indiana. Encuentro con Kizito Kalima

Tuvimos otros dos encuentros muy interesantes uno con el Centro para la Cooperación inter/religiosa, tiene como misión fortalecer la comunidad en el centro de Indiana y más allá, para apoyar las conexiones existentes entre las comunidades de fe; fomentar oportunidades inter-religiosas adicionales a través de interacciones sociales, culturales y educativas; y conectar comunidades de fe a través del servicio voluntario y el compromiso cívico.

Obviamente, les preguntamos sobre su posición con las organizaciones LGBTI locales, para nuestra sorpresa, inclusive en estos temas relacionados con las personas LGBTI han logrado establecer como punto de encuentro que para las religiones lo importante es ver a las personas como seres humanos dignos que merecen respeto y tratos igualitarios, sin discriminación.  Lo que demuestra que si es posible un mundo diferente, en el que las religiones y sus representantes no traten de aplastar a quien ven como no alineado a sus creencias.

El segundo encuentro fue con el centro de víctimas y derechos humanos.  “Center for victims of and human rights”. Este es una organización de abogados que acompañan y asesoran legalmente a víctimas de violencia y violaciones de derechos humanos.

Tuvimos otro encuentro con la Indianapolis Urban League y con un representante de la municipalidad, director de Community Outreach. 

Mi encuentro favorito fue con el Indianapolis Youth Group. Es un grupo de persona de quienes percibí muy buenas energías. Me encanto el trabajo que hacen. Además nos invitaron a participar en la fiesta de navidad que organizaron el día sábado siguiente a nuestro encuentro. Allí había familias conformadas por parejas del mismo sexo, con niños o sin niños. Había un Santa negro que me encanto y una drag queen leyendo cuentos de navidad para niñas y niños. 
Indianapolis, Indiana. Encuentro con el Indianapolis Youth Group. 

Tuvimos además una experiencia de trabajo voluntario en un Food Pantry, es un lugar donde entregan comida y ropa a personas de bajos recursos. Acá me sorprendió mucho que a varias personas ayude a recolectar la comida y al salir cargaban sus bolsas en carros particulares algunos muy lujosos. Ese nivel de pobreza o personas de bajos recursos me sorprendió mucho. O quizás, como me comento alguien, quizás es gente que ha aprendido a beneficiarse del sistema de donación y ayudas que otorgan las organizaciones. No lo sé, prefiero pensar que es gente que realmente necesita de esa ayuda. 
La mejor de las experiencias fue una cena en casa de una familia local. Se trata de una familia que se ofrece a recibir a quienes como yo formamos parte del programa IVLP para compartir y conocer sobre nuestro trabajo y nuestro país de origen. Tuve la dicha de estar en casa de la familia Cobb, quienes además invitaron a una pareja de mujeres lesbianas de la tercera edad (más de 60), quienes nos hablaron de ellas, su salida del closet, su relación y lo que significó para ellas ser lesbianas en un estado como Indiana. 

Home Hospitality Dinner


La última parada fue en Orlando, Florida. Acá el foco de las reuniones estuvo relacionada con dos tragedias importantes y trascendentales para este estado, el asesinato de Trayvon Martin en febrero de 2012 en la ciudad de Sanford y la masacre del Bar Pulse en Orlando el 12 de junio de 2016.  

Acá ademas tuvimos encuentros con the Zebra Coalition, One Orlando Alliance at the Center y con One Pulse Foundation. Tuvimos un encuentro con la gente de Spektrum Health Center y con el Orlando Assistance Care. Finalmente, nos reunimos con el Interfaith Council y el Blue Ribbon Panel. 

Vale la pena destacar el encuentro con One Orlando Alliance, porque creo que es crucial para el momento que vivimos en Venezuela. Luego de la tragedia del bar Pulse, surgió la necesidad de que las organizaciones se unieran para responder a la tragedia. Muchos de los líderes de las organizaciones de Orlando ni siquiera se conocían, porque cada uno trabajaba por separado, muchos aunque trabajan en cosas diferentes y otros en asuntos similares no coincidían. La tragedia hizo que estas organizaciones lograran trabajar en conjunto en favor de las víctimas y los familiares de las víctimas, así como las familias adoptadas  de las víctimas.  ¿A qué me refiero? Para nadie es un secreto que las personas LGBTI muchas veces son rechazadas por sus familias de sangre, y que en ocasiones son recibidos y adoptados por amigos, conocidos o compañeros de trabajo, estas personas se convierten en las familias de acogida de muchas personas LGBTI rechazadas por sus familiares directos. 



Posterior a la tragedia, y ante el surgimiento de grupos anti derechos que buscan eliminar las conquistas legales y sociales alcanzadas por las personas LGBTI, además de los problemas aun existentes decidieron formalizar la coalicion en One Orlando Coalition, orientar esa coalición  hacia una agenda de temas a abordar que es lo que los mantiene unidos. Tienen objetivos claros y bien definidos. La coalición no es perfecta, ninguna coalición los es, pero el objetivo último son las personas, son los derechos humanos, y saber que los derechos hay que defenderlos y protegerlos todos los días, porque siempre habrá un aspirante a dictador y odiador de personas LGBTI renuente a los cambios sociales que estamos generando en el mundo. 

El encuentro más agradable fue con Buddy Dayer, Alcalde de Orlando.  A pesar de que me sorprendió el hecho de que esta frente a la Alcaldía desde hace 18 años, es un servidor público y así lo entiende. Se reúne periódicamente con las personas de la sociedad civil, está consciente que debe tener relaciones son cercanas con todos los ciudadanos de su ciudad. El hecho de que se haya reunido con nosotros es de mucha importancia. Nos habló con detalles de cómo había vivido y abordado la tragedia del bar Pulse. Y como supo estar y ayudar en lo que fuese necesario. Mantener distancia de la labor de los cuerpos de seguridad a cargo de la investigación, pero estar cerca de los ciudadanos en un momento tan crucial. Además me alegro mucho ver que quien está al frente de la oficina de asuntos culturales en la Alcaldía es una mujer venezolana, quien como mucho orgullo nos hizo saber que cinco de los miembros de su equipo son gays o lesbianas. Posterior a la tragedia de Pulse decidieron abrir una oficina de diversidad e inclusión. Es lo que hace una Alcalde consciente de la existencia de un problema que amerita un abordaje, Es buscar a especialistas y dedicarse a aprender. No es hacerse el desentendido y justificarse en el desconocimiento del tema como lamentablemente sucede en Venezuela.
Encuentro con el Alcalde de Orlando, Buddy Dayer. 


La reunión con la gente de Blue Ribbon Panel represento el mayor desafío, debido a la presencia de Jeff Triplett, Alcalde de Sanford. Al principio, el representante de Blue Ribbon nos relató con detalles lo que había sucedido la noche que asesinaron a Treyvon Martin. Nos narró cómo se abordó el asunto, como llego a los medios y como se llevó a cabo la investigación y todo lo que sucedió posteriormente en relación al caso.

El Alcalde llego a mitad del encuentro, aunque su presencia no estaba prevista. Se le pidió dar su visión sobre el asesinato de Martin y así lo hizo. Nos incomodó el hecho de que su relato giro en torno a la responsabilidad de los medios en que la noticia del asesinato hubiese tomado el giro que tomo. Y el segundo elemento que nos incomodo fue su defensa al uso y posesión de armas por parte de la ciudadanía.  El Alcalde Triplett es un defensor de lo que él llama el derecho a la defensa, que para mí no es otra cosa que poseer armas de fuego.


A pesar de lo incomodo que resulto, lo veo como positivo, haber tenido la oportunidad de escuchar su posición y explicación, y a su vez, que el escuchara nuestras posiciones y razonamientos.

Para culminar la jornada en Orlando, la actividad cultural se dividió en dos. Un grupo de nosotros que fuimos a Disney World y el otro grupo que fue a Universal Studios.
En Disney World, Orlando. 


En la sesión final, Bonnie Beard, una de las cuatro personas que nos acompañó como guías (liason), nos dijo: “al regresar a sus países deben tomarse un tiempo para reflexionar, ustedes han cambiado mucho pero el país al que regresan y muy probablemente, las personas a quienes regresan siguen siendo iguales”. sabias palabras, en mi caso, muy ciertas. 

No tenía una idea preconcebida del pueblo estadounidense, mi idea previa quizás proviene de lo que veía en las películas y en las series de televisión. La cultura que una adquiere cuando se está aprendiendo inglés, más allá de eso, pues no mucho. Estas tres semanas pude tener una mejor idea de la vida y cultura en los Estados Unidos. 

En cada estado que visitamos hay al menos una oficina dedicada a la protección y difusión de los derechos humanos. Con leyes y normas claras para su abordaje. Hay oficinas de ayuda y apoyo a la ciudadanía, a los grupos minoritarios, vulnerados o marginados. En el plano internacional, EEUU no ha firmado o ratificado acuerdos internacionales de DDHH pero en la práctica, se preocupan y ocupan de proteger a sus ciudadanos. No sé ustedes, pero yo, en lo particular, prefiero esta realidad.  

Les liasons. Shirley, Bonny, Brion y Bill. (de izquierda a derecha).


Si desean ver mas imágenes de este viaje de aprendizaje, pueden pasar por mi cuenta en Instagram @quiteria.franco 



jueves, 31 de octubre de 2019

Adiós, Catia

Calle El Nacimiento, Edificio 8

Catia es considerada el corazón de la Parroquia Sucre en el Municipio Libertador. La Parroquia Sucre está ubicada al norte-oeste de la ciudad, hace frontera con el Estado Vargas por el norte, conectada con la Autopista Caracas - La Guaira y la urbana Autopista Francisco Fajardo, siendo el eje vial fundamental de la Parroquia Sucre la Avenida Sucre. Catia esta subdividido en sectores y sub-barrios, como Los Flores de Catia, Los Magallanes de Catia, Caribe, Propatria, La Silsa, Alta Vista, Gramoven, Los Frailes, Ruperto Lugo, El Cuartel; así como otros sectores como Blandín, Casalta, Barrio Isaías Medina Angarita, Lomas de Urdaneta y Ciudad Caribia.

Luego de haber vivido en La Tahona, Chaguaramos, Bello Monte, Colinas de Bello Monte, La Tahona, por segunda vez, La Urbina, Altagracia, Fuerzas Armadas, en ese orden, un mes de julio del año 2006, llegue a Catia, un lugar que me salvo de una emergencia, al no encontrar un lugar donde vivir durante una búsqueda de tres meses. No quería, estaba renuente a vivir en Catia, sentía miedo, me parecía lejos y muy alejado de mi zona de trabajo. Me toco adaptarme, aprender unas nuevas dinámicas de vida.

El primer recuerdo que tengo de la zona para esa fecha, es un robo del que fui objeto en una camioneta camino al corazón de Catia. Un fulano se sentó a mi lado en la camioneta, me apunto con un arma y me obligo a entregarle un anillo de oro que usaba en mi mano derecha, y que por descuido había olvidado quitarme. 

Al año siguiente, 2007, pude comprarme un carro y era muy poco el tiempo que pasaba en el lugar, básicamente lo usaba para dormir, por lo tanto, no me enteraba mucho de lo que sucedía a mi alrededor en la zona durante el día. Hasta el año 2011 cuando decidí vender el carro. No tener carro y haber perdido un dos de los tres empleos que tenía me obligo a trabajar desde casa haciendo traducciones. Entonces comencé a sufrir el caos que rodeaba el lugar donde vivía, la calle El Nacimiento en Catia. Hasta el día de hoy, no tengo claro si vivía en los Flores de Catia o en los Frailes de Catia.

Entre 2012 y 2013, estuve muy ocupada en mi trabajo de tesis de grado, era crucial para mí poder disfrutar del silencio necesario para leer y escribir. Eso resultaba casi imposible al tener como vecinos un taller de motos, dos restaurantes, una clínica, una licorería y una empresa de pinturas. Demasiada actividad comercial y, además, el ruido infernal de la música de los vecinos.  A partir de ese año, 2013, en adelante, mi vida en esa calle se transformó en un infierno.


En 2015, me toco hacer una denuncia pública en mi blog, luego de haber recibido amenazas de ser quemada viva en mi casa, por uno de los clientes del local de motos y unos de los empleados del taller de motos, en una de las muchas ocasiones que les exigía no reparar motos frente a mi casa.

En algún momento, se me ocurrió contratar el servicio de televisión por cable de Directv, por una subida de precios que no puede aguantar, retire el servicio. Pues mis queridos vecinos se robaron la antena, el cable y toda la instalación. En otra ocasión, decidí contratar el servicio de televisión por cable de la zona que era considerablemente más económico que Directv. Durante un apagón eléctrico, mis vecinos cortaron el cable por pura maldad. Los técnicos de la empresa fueron, revisaron y en efecto, me confirmaron que el cable había sido cortado con un cuchillo. Hicieron una reconexión con dos aparaticos, pues un tiempo después se robaron las conexiones, para ese momento ya no tenía televisión pues se me había dañado y decidí no comprar un tv nuevo, bueno, en realidad no podía comprarlo.

Quizás ellos (mis vecinos) crean que yo no sé quién me robo y quien me hizo todas esas cosas, se equivocan. Se exactamente quien lo hizo porque siempre estaba en casa, aunque la ventana estuviese cerrada. Fue la medida que adopte para evitar el ruido y evitar que supieran cuando estaba o no estaba. Entonces me di cuenta que estaba presa en mi casa.

Comencé a evitar salir durante el día para no tener que toparme con nadie. Luego llego una vecina que instalo una peluquería al lado de mi casa. A ella le molestaban mis perros y que yo limpiara mi casa con agua y kreolina para evitar las garrapatas. Entonces era otra molestia. En algún momento se acercó a mi casa a pegarme gritos e insultarme. La agresora termino llamándome puta. Imagínense, llamarme puta a mí. Pero en fin, los insultos son un reflejo de quienes los usan y además los gritan. O como dice un refrán popular, cada ladrón juzga por su condición.

La calle El Nacimiento de un día a otro se revelaba ante mí como un caos insoportable, que ya no estaba dispuesta a aguantar. La peluquería que bloqueaba la acera, el taller de motos que hacía lo mismo que la peluquería y entre ambas competían por colocar la peor música y una más alta que la otra. El restaurante que atravesaba las sillas y mesas en la acera.  La barbería que colocaba una venta de chucherías en el frente y una silla de espera para tres personas donde últimamente se sentaban los motorizados del servicio de mototaxi que se instaló en la esquina. Y para completar el paquete una venta de perros calientes cuyo dueño aprovechaba la oscuridad de la noche para hacer sus necesidades en el kiosko de la avenida, cercano a la esquina. Sin dejar de mencionar la venta de jugos en la esquina que hizo aún más caótica la calle con gente haciendo cola para comprar. Todo eso de un solo lado de la acera sobre mi casa. 







En el otro lado de la acera, en frente de mi casa, el caos lo provocaba una licorería, que en el presente año 2019, comenzó a hacer reparaciones de automóviles en combinación con uno de los empleados del taller de motos. Y los fines de semana, una de las hijas de uno de los dueños de la licorería instalaba una venta de parrilla improvisada en la calle. Los camiones de la empresa de pintura que se paraban en frente de mi casa y dejaban los camiones prendidos mientras los cargaban, cuyo humo entraba a mi casa. 

La música de diferentes apartamentos sonando al mismo tiempo cualquier día y a cualquier hora completaban el caos que transformo la calle en una zona no apta para mantener una vida digna, salud mental y momentos de paz.

Quizás se me pase alguna que otra acontecimeinto, pero fueron demasiadas cosas que en lugar de mejorar empeoraban. Todo esto y más me obligaron a decidir tener que salir de esa zona para poder vivir en paz. Sentía que estaba presa, evitando salir durante el día, mantener la ventana cerrada, no, eso no es vida. 

Un agosto de 2019, afortunadamente, tome la decisión de mudarme y, afortunadamente, conseguir un lugar a donde hacerlo. En septiembre logre mudarme a un nuevo lugar en Caracas. Me tomo dos meses mudarme totalmente. Hoy, 31 de octubre hice entrega de la llave del lugar donde vivi durante 13 años

¿Extrañaré algo de Catia?
Tengo muchos recuerdos, en lo personal muchos buenos. En general, muchos son malos. Creo que me hará falta el encontrar productos a bajo precio. Sin duda, en Catia todo es más económico. Pero nada de eso supera la dicha de poder vivir en paz, de estar rodeada de personas conscientes de su deber ciudadano, gente que respete a sus vecinos.

Si, extrañaré al señor de las frutas, o creo que las frutas, el pan de la panadería, el señor de las verduras y sus verduras. Extrañaré los abastos de los chinos y los precios económicos de sus productos.   
No, no creo que extrañe nada más de Catia. Es un capítulo cerrado, si me quedan muchas experiencias, muchas lecciones aprendidas.
No todo fue malo, conocí personas agradables, muy pocas pero si las hubo. Gente noble y de buen corazón. A ellos les deseo lo mejor.
Adiós Catia… te dejo, me voy a un nuevo destino, a una nueva vida.











domingo, 11 de agosto de 2019

Una historia de vida




El reciente caso del Instituto Escuela en Caracas en la que una niña fue expulsada de su colegio por haberse dado un beso con otra chica, me hizo recordar cosas que me tocó vivir en mis años escolares. Les voy a contar lo que viví siendo apenas una niña, luego adolescente e inclusive siendo adulta y no sabía pero padecía,  que hoy en día entiendo y se explicar gracias a la experiencia y conocimientos adquiridos.

Infancia
A los nueve años de edad conocí lo que es la discriminación debido a mi orientación sexual, había una niña con quien compartía mucho de mi tiempo en la escuela. Era la niña más inteligente y hermosa del salón, era blanca como la leche, de cabello largo y negro azabache, sin duda era hermosa. Su madre le colocaba un gorro tejido de color azul para protegerla de los piojos, esos animalitos indeseables pero tan común entre escolares. En mi inocencia de niña me gustaba estar con ella, jugar, conversar, hacerle cariños, sabía que sentía algo especial que obviamente no sabía cómo llamarlo. Hoy en día puedo decir que era atracción. Por algún comportamiento de mi parte, su mama le prohibió juntarse conmigo porque yo era una niña rara. Hoy en día puedo asegurar que fue la primera vez que me rompieron el corazón. Ella dejo de hablarme, de estar cerca de mí hasta que finalmente, no nos vimos nunca más. Estudiamos en la misma escuela desde 1er grado hasta el tercer año de bachillerato, excepto durante un año en el que me retiraron y me enviaron a otra escuela. Se imaginaran el tormento que eso significo para mí. La historia que viví con ella se repetiría una y otra vez durante toda mi vida escolar con diferentes protagonistas.

Estando en cuarto grado, con nueve o diez años llamaron a mi mama, me mandaron al orientador del colegio y con el psicólogo. Le dijeron que yo era rara, marimacho, pues y que tenía que hacer algo conmigo. Me pelee varias veces a golpes con otras niñas que se metían conmigo, que me llamaban marimacho y se burlaban de mí por otras razones, por tener el pelo malo y, además, por ser pobre en un colegio de gente rica. 

Mi mecanismo de defensa fue convertirme en la payasa del salón, la alumna fastidiosa, preguntona, dicharachera, jocosa.  No guardo muy buenos recuerdos de esos años, tampoco conservo amigos de esos años. Ex compañeros, conocidos, pero no amigos. Algunos de ellos están entre una larga lista de personas en Facebook. Y ya sabemos cómo son esas relaciones en esa red social.  

Fuera de la escuela la vida tampoco era color de rosa, una vez en un parque de diversiones con apenas 11 anos no me dejaban montarme en algunos aparatos por ser mas grande en comparación con otras ninas de mi edad. Es que para ser discriminado solo es necesario estar vivo. 

Bachillerato, los últimos dos años.

En cuarto y quinto ano de bachillerato me cambie a otro liceo y no fue muy diferente. En este nuevo instituto el uniforme para las niñas era falda y blusa. Eso para mí fue un infierno.  La historia de las compañeras de clase que dejaban de hablarme y ser mis amigas por orden de sus padres se repitió. De esta etapa de mi vida, no conservo a nadie, ni siquiera como conocidos. Solo gente que fue muy cruel conmigo y que afortunadamente no está en mi vida.

Como estudiante en la Universidad del Zulia

En el segundo año, el primero de la carrera, conocí a quienes serían parte de mi primer grupo de amigos, gente muy bonita que me quiso mucho, de quienes aprendí un montón y que aún conservo como amigas aunque sea en la distancia. Solo uno de los chicos en ese grupo, en algún momento me vio como una amenaza, debido a una de mis amigas en el grupo que a él le atraía.  

En circunstancias que ya no recuerdo a este chico no se le ocurrió otra manera de insultarme o pretender insultarme que llamarme negra esclava. Les juro, era la primera vez en mi vida que alguien usaba mi color de piel para insultarme. Nunca antes en mi vida nadie había resaltado el color de mi piel como una característica negativa. Me sorprendió, pero sentí mucha lastima por ese chico, más que por mí.

Mi primera profesora de inglés en la Universidad era todo un personaje. Una mujer que bien podía ser mi madre, pero su inteligencia y dulzura me hicieron verla como una mujer muy atractiva. En algún momento de la carrera, alguien, una profesora, se dio cuenta de este detalle, se molestó e intento sin éxito expulsarme de la Universidad. No lo logro por dos razones, porque yo era una de las mejores estudiantes, con excelentes calificaciones y porque además no había una razón ni basamento legal para hacerlo. Pero vaya que lo intento.

Como profesora en el Centro Venezolano Americano del Estado Zulia

Creo que este es el único lugar del que guardo mis mejores recuerdos y conservo gente muy querida en mi corazón. Me atrevo a asegurar que fue el único lugar donde llegue a sentirme parte de un grupo, quizás haya tenido que ver con la diversidad de personas con las que compartía, personas de diferentes partes del mundo. A pesar de que mi estado natural era de mucha amargura debido al calor en Maracaibo, llegar al CEVAZ era llegar a otro mundo, uno en el que me sentía bien. Hoy en día reconozco que pude haber sido muy dura como docente por ser tan estricta, pero así había aprendido y para entonces pensaba que así debían ser las cosas. Acá la discriminación la recibí de mis estudiantes, si, aunque sea difícil de creer. Aunque no fue de manera directa, en el cafetin, en los pasillos escuche lo que decían de mi apariencia poco femenina, como marimacho, resurgía la palabra de mis años de primaria. 

El calor, la ciudad, o el pueblo grande como lo llamaba me hicieron huir de allá. Deje el CEVAZ con mucho dolor, pero con la ilusión de hacer realidad mi sueño de vivir en la capital.

Como profesora en la Universidad Simón Bolívar

En 1999, me mude a Caracas, mi sueño de vivir en la capital del país se hacía realidad. Había logrado conseguir un trabajo en la Universidad Simón Bolívar en Sartenejas e ingresar a un posgrado en la Universidad Central de Venezuela.

En 2013, mi activismo por las personas LGBTI molesto a quien estaba al frente de la jefatura de mi departamento. En un tercer intento de lograr una mejor posición laboral, me di cuenta que estaba siendo objeto de discriminación laboral debido a mi orientación sexual.  Tuve que esperar dos años para poder demostrar la discriminación de la que fui objeto. Gracias a muchas personas que me ayudaron en el proceso. A pesar de esta terrible realidad, luego de 19 anos de trabajo en la USB, renuncie pero conservo muy bonitos recuerdos y relaciones entrañables con varias personas que allí conocí. 

Defensora de derechos humanos

Las personas homosexuales pasamos toda una vida, tratando de vivir dignamente, pese a los prejuicios y discriminaciones por parte de la mayoría de las personas que nos rodean. No es fácil, pero una aprende a ser fuerte.

En todos estos años he aprendido a quererme, a respetarme y a no darle la fuerza a nadie para que me humille por ninguna razón. Una aprende a ser un mejor ser humano. 

Hoy en día, me veo y reconozco como una defensora de derechos humanos. Trato de que otras personas no vivan lo que yo viví, aunque sé que es difícil. Se hace lo que se puede. Y seguimos, porque por más que quieran, no es posible para nosotros dejar de ser homosexuales. Son los demás quienes deben cambiar, no nosotros.

Tampoco es fácil, no se crean, hay homofobia y discriminación por estos lados de derechos humanos, pero es manejable.

Las relaciones entre personas del mismo sexo 

La mayoría de las personas homosexuales no tenemos un primer amor en la adolescencia como lo tienen los heterosexuales, de tenerlo, es en secreto, en medio del temor al rechazo.  Tampoco contamos con el apoyo de nuestros padres, ni el consuelo de un hermano o un amigo. Mayoritariamente recibimos rechazo. 

Tener una relación de pareja con alguien del mismo sexo es un reto. Porque carecemos de las herramientas necesarias para lidiar con el amor de novias o parejas que nunca hemos tenido en la adolescencia. O en caso de tenerlas, eran parte de la obligación social, la experimentación, Creo que esto quizás también ayude a entender las dinámicas de relación sexual entre personas del mismo sexo, que tampoco podemos generalizar. 

Con este relato no busco ningún tipo de condescendencia hacia mi o alguna otra persona como yo, es decir, una mujer lesbiana. Persigo hacerles ver lo dura y cruel que puede llegar a ser nuestra vida no porque sea algo inherente a ser homosexual, sino debido al trato que recibimos de algunos de ustedes motivado por nuestra orientación sexual.  

No le arruinen a las y los adolescentes gays la oportunidad de vivir ese primer beso, el primer amor, el primer noviazgo.  

Ustedes, papa, mama, amen a sus hijos, heterosexuales, homosexuales o bisexuales, seguirán siendo sus hijas e hijos, ser homosexuales no les convierte en monstruos, ni les cambia la sangre en las venas.  Si como padre o madre decides rechazar a tu hija o hijo, le estas condenando a crecer sin el amor de su familia, la que se supone debe amarle y protegerle.

Sin duda alguna, hay danos emocionales. Nuestro sistema de confianza se resiente. ¿Cómo no estar a la defensiva? esperando o pensando que todos nos desprecian. Que aunque no lo digan, lo oculten o lo disimulen muy bien, alguien podría estar secretamente actuando contra nosotros porque no acepta nuestra orientación sexual. Tampoco es que vemos potenciales odiadores por todos lados, no. 

Yo soy ejemplo de que todo mejora, con ayuda de mucha gente lo he logrado. Con muchas cosas aun por mejorar. Pese a toda una vida de discriminaciones, aquí estoy fuerte y trabajando por los derechos humanos de todas las personas homosexuales, bisexuales y trans. Trato de cambiar lo que no me gusta y lo que en el camino vi que está mal.


viernes, 28 de junio de 2019

A 50 años de Stonewall



50 años de Stonewall

La noche del 28 de junio de 1969, un grupo de mujeres lesbianas, hombres gays y mujeres trans, decidieron decir basta contra los abusos policiales y la extorsión a la que eran sometidos por ser homosexuales.  Ese grito para decir basta se transformó en una marcha anual desde el año 1970, que sería replicada en cientos y miles de ciudades alrededor del mundo.

Cincuenta años más tarde las razones que dieron origen a esa revuelta siguen existiendo. Hoy en día en siete países la homosexualidad es castigada con la pena de muerte y en 70 países ser homosexual sigue siendo ilegal.  
Por otro lado, en al menos 25 países las parejas homosexuales pueden legalizar su unión a través del matrimonio civil, en otras pueden hacerlo a través de una unión civil o unión de hecho. En otros tanto se prohíbe la discriminación por razón de la orientación sexual.  En algunos otros se prohíbe la discriminación por razón de identidad y expresión de género y se reconoce la identidad legal auto percibida a las personas trans e intersex, permitiéndoles así cambiar de nombre y sexo en sus documentos de identidad.

Pero aún falta mucho, por eso sigue siendo necesario salir a las calles cada 28 de junio y participar en la Marcha del Orgullo en cada ciudad o país donde nos encontremos.
Hemos logrado cambiar el mundo, poco a poco, cuando decidimos salir del closet e ir a la calle para manisfestarnos fue para nunca más volver a escondernos, porque sabemos que tenemos derechos. Tenemos derechos civiles y políticos, tenemos derechos económicos sociales y culturales. Cada uno de los 30 derechos mencionados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos nos pertenece por el simple hecho de ser humanos, aunque algunos pocos aún se empeñen en decir lo contrario.   

Venezuela
En Venezuela, la celebración por los 50 años de los disturbios de Stonewall nos encuentra sumidos en una terrible Emergencia Humanitaria Compleja que sin duda ha afectado a las personas LGBTI de manera diferenciada y agravada. La pre-existente situación de negación de derechos se suma la terrible situación originada en un conflicto político que ha afectado a la economía y todos los aspectos de la sociedad como la salud, la educación e inclusive la cultura.

En Venezuela aún no existe una ley que proteja a personas LGBTI de la discriminación generalizada que padecemos.  Tampoco pueden las parejas del mismo sexo legalizar y protegerse legalmente a través del matrimonio o la unión de hecho. Y las personas trans e intersex no pueden reconocer legalmente su identidad auto-percibida y cambiar su nombre, sexo y género en su documentación oficial.   

Ahora se enfrentan a la escasez de alimentos y medicamentos, a la falta de empleo, y a la imposibilidad de emprendimiento ante las múltiples dificultades económicas en el país. Toda esta situación ha obligado a las personas LGBTI a formar parte de los millones de venezolanos que se han visto forzados a emigrar, con todos los riesgos a los que se enfrentan en medio de una migración no planificada y como parte de un grupo vulnerable debido a sus características individuales. Como podemos ver hay muchas más razones para salir a marchar, a protestar y a exigir nuestros derechos.


Las marchas en Venezuela
La primera marcha en Venezuela se realizó en Caracas en 1997, una marcha nocturna en medio de muchos temores. Pero la primera gran marcha masiva se realizó en junio del 2001 con la organización de la Red GLBT, integrada en ese entonces por Alianza Lambda, Amazonas de Venezuela, Iglesia de la Comunidad Metropolitana de Venezuela, Acción Solidaria, RGV+/Red venezolana de Gente Positiva, Sociedad Wills Wilde, el Colectivo Tendencias y Unión Afirmativa de Venezuela.
Esta coalición existió hasta 2004 aproximadamente y entonces la organización de la Marcha la asumió Alianza Lambda hasta 20016 cuando se crea la organización Orgullo GLBT exclusivamente para organizar la marcha. En el camino esta organización pasa a identificarse con el gobierno de Hugo Chávez y sus políticas y, por ende, la marcha pasa a representar una parcialidad partidista, los camiones de música comienzan a mostrar imágenes de Chávez y canticos con mensajes alusivos al gobierno. En 2010, aparece otro grupo político con diferencias de intereses debido a los continuos cambios del recorrido (origen y llegada). Durante tres años seguidos hubo inclusive agresiones físicas entre activistas identificados con el gobierno con denuncias de corrupción que hicieron que las organizaciones independientes como Unión Afirmativa optaran por no participar.

En los últimos dos o tres años en las publicaciones posteriores a la marcha los titulares reseñan el “apoyo de la sexodiversidad al gobierno revolucionario”, lo cual es absolutamente falso. Muchas de las personas que marchan en Caracas o en cualquier otra ciudad en Venezuela lo hacen porque es la única oportunidad de salir a expresarse con libertad. La mayoría ni siquiera sabe que es una marcha financiada por el gobierno nacional y organizada por personas ligadas con el gobierno.

La gente tiene derecho a marchar sin que su presencia sea utilizada para mentir en favor de una parcialidad política y partidista. Este aspecto lejos de promover la unión contribuye a que se eleve el rechazo a quienes de manera deliberada los utilizan y chantajean. Pues sí, la polarización política del país penetro una lucha social contra la opresión, la extorsión y la discriminación por parte de cuerpos policiales como en Stonewall; a ser extorsionados y chantajeados por personajes que son parte del gobierno que oprime a través de la negación de derechos humanos.

Viejos vicios
El gobierno de Chávez y Maduro se han caracterizado por llevar a cabo el conocido pink-washing, apoyo propagandístico, sin acciones afirmativas concretas. Nada de políticas públicas, ni planes, ni medidas, negar esta realidad es seguir en el juego partidista. Discurso que es repetido por algunos activistas políticos que les siguen el juego.     

Nuevos caminos

Las marchas tienen que volver a ser una iniciativa social de las organizaciones desligadas del gobierno de turno, pero si acompañadas por las instituciones del Estado. Dicho acompañamiento y apoyo deben ser en la práctica con el correspondiente reconocimiento de derechos. No como una estrategia publicitaria o de propaganda para decirse inclusivos mientras que se siguen negando derechos.

En algunos países como EEUU y Canadá las marchas se han convertido en fiestas, en otros países como Rusia y otros en el continente africano son lugares para la persecución a personas LGBTI. En otros como en Venezuela son espacios que generan sentimientos encontrados entre el deseo a ser libre aunque sea por unas horas, la frustración de no haber logrado aún nuestros derechos y el secuestro de la marcha y nuestra presencia para favorecer una parcialidad política opresora. Es como si estuviésemos traicionando el espíritu inicial de Stonewall, la lucha contra el opresor.

Vendrán mejores tiempos en los que nos encontremos con funcionarios públicos conscientes de su responsabilidad para con el cumplimiento de la ley y los estándares internacionales en Derechos Humanos en Venezuela. Mientras tanto seguimos trabajando todos los días por el derecho a la igualdad y el derecho a la no discriminación debido a nuestra orientación sexual, identidad o expresión de género.