martes, 28 de junio de 2016

La In-experiencia LGBT de Tom Monasterios

La In-experiencia LGBT de Tom Monasterios

Recientemente se anunció por el canal de televisión venezolano Globovisión, la transmisión de un programa especial titulado “La experiencia LGBT” realizado por el periodista Tom Monasterio.
Según la página del documental,  Tom Monasterios es “un periodista graduado en la Universidad Central de Venezuela y estudios de cine en la New York Film Academy, con mas de 25 años de experiencia en los medios venezolanos. Creador de formatos de radio exitosos para las emisoras de corte juvenil más importantes del país (92.9 FM, Mega 107.3 FM) Actualmente productor y Host de "El Monstruo de la Mañana". El morning show de más larga data de la radio FM venezolana. (92.9 FM). Guionista y creativo de varios programas de Venevision (reality shows "protagonistas de novelas" "estrellas de la música" y RCTV ("Atrévete a soñar", "Sonoclips") co -creador del late night show "Dementes Veloces" transmitido por Globovisión. “

Como se puede ver por su currículo, el tipo de programa al que se ha dedicado es al de corte juvenil, de comedia, y variedades. Este se podría decir es el primer programa “serio” al que se dedica. En cuanto al programa de Globovisión, tuve la mala experiencia de toparme con algunos capítulos en las noches y en varias ocasiones le hice fuertes críticas a la cuenta del programa en twitter sobre el lenguaje y comentarios burlones y homófobos que se realizaban en ese programa.  

Esto que menciono sobre el programa “Dementes veloces” tuve oportunidad de decírselo al periodista frente a frente el pasado mes de octubre cuando luego de una presentación en una charla que me tocó dar en la Universidad Católica Andrés Bello, y luego de la cual, a su solicitud, le concedí una larga entrevista para este mismo documental. De tal manera que no debe sorprenderle a Tom Monasterios que nuevamente le haga una observación en cuanto a su conducta homofóbica  y, además, resaltar su evidente desconocimiento del tema LGBTI.  

Ciertamente, uno agradece el interés de algunos periodistas el querer hablar del tema relacionado con personas LGBTI en Venezuela, bien sabemos que hace mucha falta, para educar, informar   y coadyuvar para disminuir el estigma y la discriminación que se ha tejido alrededor de la homosexualidad; pero lo que uno espera es que quienes se arriesgan a hacerlo en televisión, radio y periódicos, al menos se formen antes de auto erigirse en voceros de una causa que demanda muchas delicadeza en su manejo. Porque de esta manera, lejos de informar y ayudar, desinforman y perjudican.

La semana pasada, Tom Monasterios inició una gira de medios para promocionar su documental. En una entrevista realizada en la emisora 99.9 del Circuito Éxitos de Unión Radio por los periodistas Nelson Bocaranda y  Mariela Celis me llevé una impresión muy desagradable. Es un programa que escucho con mucha frecuencia, respeto mucho al periodista Nelson Bocaranda, me encantan las ocurrencias de Mariela Celis, pero en esta oportunidad no tengo buenos comentarios que decir.

ESCUCHAR ENTREVISTA AQUÍ

En mi opinión el tono de la entrevista se desarrolló de manera burlona. Era evidente la poca o nula preparación de los periodistas sobre el tema. Pero lo peor de todo fue evidenciar que el director de un documental sobre personas LGBT no solo no ha cambiado su tono irrespetuoso sobre el tema, si no que ni siquiera se tomó la molestia de aprenderse conceptos básicos sobre el significado de cada letra en las siglas LGBTI.  Cabe destacar además la omisión de la letra “I” de su documental. No, así definitivamente, no ayudan.

Ante la pregunta de la periodista Mariela Celis sobre las siglas LGBTI, agrega que el significado de la letra “I” es indefinido, lo cual es incorrecto; Monasterios responde que las siglas son “LGBTIQ”, y explica que son “lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, intersex y queer”.   Ya de por sí, es grave que una periodista haga está afirmación de personas “i” como indefinidos, pero aún peor que Monasterios tampoco lo aclare, sino que además lo empeore.  

Le explico Sr. Monasterios, estas siglas son una variación que no es la correcta en los estándares internacionales, sino una variación según regiones en algunos países e inclusive según organizaciones en particular.

Adicionalmente, Celis le pregunta sobre el significado de la letra “I”, Monasterio responde “I” es intersex.  Sigue el periodista con su explicación y dice que “queer es una persona homosexual pero también tiene otro tipo de sexualidad que no quiere ser catalogada con la ‘g’”.  Para terminar de embarrarla, Monasterios dice: que la “I” se refiere a "Intersex", que es alguien que, según él, tiene "sexo fluido; puede ser una temporada gay, como otra hetero, otra bi". A esto responde Mariela Celis con "lo que yo dije, indefinido" y Nelson Bocaranda con otro chistecito sobre "fluidos", a lo que siguen muchas risas de los tres mientras tanto a mí casi me da un infarto.

Estimado Sr. Monasterios:
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)  las personas Intersex “nacen con variaciones en las características sexuales físicas,, incluyendo características genéticas, hormonales, o anatómicas atípicas”. “Intersex es un término paraguas que abarca la diversidad corporal”. Esta “diversidad corporal se refiere a una amplia gama de presentaciones del cuerpo que varía del ‘cuerpo estándar’.”   Mientras que una persona queer, según la definición de la CIDH,  es alguien “no conforme con el género”, no necesariamente tiene que ver con su sexualidad.

Otras imprecisiones mencionadas por el periodista Monasterios en la entrevista:
Junio es el mes que el gobierno de EEUU celebra la igualdad sexual. No señor Monasterios, es el mes del Orgullo LGBTI en todo el mundo. Y no lo celebran los gobiernos lo celebran las personas LGTBI.
No es “marcha gay”, es la marcha del Orgullo LGBTI porque a esa marcha asisten no solo gays, sino lesbianas, trans, intersexuales y hasta personas heterosexuales que apoyan el derecho a ser de las personas LGBTI.  
La agrupación familia es vida marchó el año pasado a la Asamblea Nacional, si salió en los medios, si nos enteramos. Yo misma publiqué varias notas al respecto. Me extraña porque usted mismo me comentó que parte de su preparación consultó mi blog quiteriafranco.blogspot.com
La marcha a la que hace mención no puedo haber convocado a tantas personas por la sencilla razón de que en la Av. Universidad no cabe esa cantidad de personas. Y ha habido en el continente americano marchas más  grandes que esa. Las 60 mil personas que usted menciona, fue el número de firmas que ellos dijeron haber entregado en la AN.
“Un transgenero venezolano” de nombre Silvia Rivera. Sr. Monasterios cuando se refiere a  personas transgénero o transexuales debe respetar su identidad de género. En este caso debe decir es “una mujer trans de nombre Silvia Rivera.” Le recomiendo además indagar sobre la diferencia entre una persona transgénero y una persona transexual. 
“Una CONATEL gay” “Una cosa que se llama GLAAD” ¿De verdad? ¿En serio? Su ignorancia es suprema. CONATEL es un ente gubernamental.
La Alianza Gay y Lésbica contra la difamación o GLAAD (en inglés, Gay and Lesbian Alliance Against Defamation), es una organización sin ánimo de lucro dedicada al activismo LGBT que se autodefine como "dedicada a promover imágenes veraces y objetivas de la comunidad lésbica, gay, bisexual y transgénero (LGBT) en los medios de comunicación para eliminar la homofobia y la discriminación basada en la identidad de género y orientación sexual".  
La buena noticia es que la ignorancia se cura, con estudio e investigación. Quiere ser un buen aliado de las personas LGBTI, por favor fórmese.  Estoy a la orden.



domingo, 19 de junio de 2016

No es homofobia, es discriminación


No es homofobia, es discriminación

Hablemos claro, las fobias, según el diccionario de la Real Academia Española,  en su  primera acepción, es 1) una aversión exagerada a alguien o a algo;  2.  Psiquiatr. Temor angustioso e incontrolable ante ciertos actos, ideas, objetos o situaciones, que se sabe absurdo y se aproxima a la obsesión. Y hace mención a una fobia social cuya única acepción expresa que es según la Psiquiatría. fobia a situaciones sociales en las que el sujeto se expone a la valoración negativa de su imagen. De allí pues que hablamos de homofobia, aunque debería ser un miedo o temor al hombre,  se ha interpretado como el temor o miedo irracional a las personas homosexuales (hombre y mujer). A las personas trans es transfobia y a las personas bisexuales, bifobia.

A ver, les explico, personalmente, jamás he conocido ni sabido de una persona que haya sido diagnosticada con homofobia. Por su parte, las fobias sociales son aprendidas. Si de pequeño vimos el temor incontrolable que le producen las cucarachas o ratones a las mujeres y a algunos hombres,  esa conducta es aprendida por los niños, podemos entonces hablar de fobia social, es decir, una fobia aprendida.

Es esto precisamente lo que ha sucedido con la homofobia. Desde hace muchos años, siglos diría,  venimos escuchando y recibiendo información negativa sobre la homosexualidad y, por ende, de los homosexuales. La primera cuando a la iglesia católica calificó a los homosexuales como abominación, pervertidos y toda esa larga lista de adjetivos negativos que han utilizado. Y en segundo lugar cuando la sociedad médica-científica calificó a los homosexuales como enfermos mentales. Posteriormente, los medios de comunicación se dedicaron a difundir una imagen estereotipada sobre las personas homosexuales. De tal manera que el rechazo a las personas homosexuales ha sido un fenómeno social que ha derivado en una conducta aprendida.

La discriminación por su parte, y según la Organización de las Naciones Unidas,  “debe entenderse referido a toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que se basen en determinados motivos como la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional o social, la posición económica, el nacimiento o cualquier otra condición social, y que tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad de los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas”.  Por lo tanto, podemos decir que quien discrimina lo hace de manera consciente y con un propósito claro, el de negar derechos.        

En Venezuela, el artículo 21 de la constitución establece el derecho a la no discriminación y lo expresa así: “No se permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de toda persona…” y aunque no se menciona de manera explícita la orientación sexual, esto quedó claro en la Sentencia 190 del tribunal Supremo de Justicia de Febrero de 2008 como respuesta a un recurso de interpretación solicitado por Unión Afirmativa de Venezuela, que “no se puede discriminar  a ninguna persona por razón de su orientación sexual”.  

Toda persona que incurra en actos de discriminación está, por lo tanto, incurriendo en violación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Si una persona viola la Constitución o cualquier ley que establezca el derecho a la no discriminación está cometiendo un delito, y quien comete un delito es un delincuente. De tal manera que debemos llamar cada hecho, cada acto  y a cada persona por su nombre.

En el año 2009, cuando en la Asamblea Nacional se discutía el proyecto de Ley de Identidad de Género, representantes de la iglesia católica y de la iglesia evangélica en Venezuela ejercieron presión ante los diputados de la AN para que no se discutiera ni se aprobara la mencionada Ley, como en efecto sucedió.

Desde que la Diputada Tamara Adrián introdujo en el TSJ su recurso en 2004, y luego de que fuese admitido en el presente año 2016; grupos de evangélicos se han dedicado a introducir recursos en este organismo legal para impedir se responda de manera afirmativa el recurso de la Diputada Adrián para el reconocimiento de su identidad.  De igual manera, ante la admisión del recurso sobre la inconstitucionalidad del Art 44 del Código Civil,  estos grupos religiosos han introducido recursos para impedir éste sea declarado inconstitucional.  Ambas acciones, califican como actos de discriminación.

Así pues, debemos dejar de pensar en esta gente, representantes de los grupos evangélicos como homófobos. No,  ellos  no tienen miedo a los homosexuales. Ninguno de ellos ha sido diagnosticado con homofobia, de ser así estarían bajo tratamiento médico para curar y superar su fobia. No, estas personas están conscientes de lo que hacen, lo que cometen son actos de discriminación; por lo tanto, debemos comenzar a llamarlos y tratarlos como lo que son: delincuentes, criminales, violadores de la Constitución y las leyes que prohíben cualquier tipo de discriminación contra las personas por razón de su orientación sexual, identidad y expresión de género.   

Los grupos católicos y evangélicos discriminan a las personas homosexuales, y quienes dentro de las iglesias no están de acuerdo con estas acciones y no se pronuncian y, por el contrario, guardan silencio son cómplices de actos de discriminación. Como también son cómplices  de actos discriminatorios los diputados que sucumben a estas presiones de grupos religiosos y omiten la existencia del artículo 59 de la  Constitución que establece que “nadie podrá invocar creencias o disciplinas religiosas para eludir el cumplimiento de la ley ni para impedir a otro u otra el ejercicio de sus derechos”.    


A los delincuentes hay que denunciarlos. Denunciemos a estos delincuentes religiosos que discriminan a las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales.