sábado, 16 de diciembre de 2017

¿Tienes visa? casémonos…


¿Tienes visa? casémonos…

Hace unos días el portal de noticias El Estímulo publicó un trabajo del periodista Lizandro Samuel titulado “matrimonios jóvenes: más allá del te amo” [1] en el que se relatan varias historias de jóvenes venezolanos que decidieron casarse antes de emigrar. La noticia revela un secreto a voces, los jóvenes y otros no tan jóvenes están casándose para obtener la visa americana; un pasaporte europeo o la nacionalidad de la otra persona a quien se unen legalmente, que les permita permanecer en el país de destino.

Cerca de cinco historias, un matrimonio no realizado por que uno de los contrayentes dudó, un matrimonio que se quedó en Venezuela. Los otros tres matrimonios terminaron en divorcio a tan solo un año de haberse realizado.

Datos de matrimonios vs divorcios en Venezuela. Del año 2002 (73.163 bodas) hasta el 2012 (102.077 casamientos). En 2012, el último año con estadísticas publicadas por el INE, se produjeron en el país 30.660 divorcios.  
Curioso que el argumento en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo es que los homosexuales somos infieles, entonces vamos a agarrar la institución matrimonial como jueguito y nos vamos a divorciar a cada rato y a volver a casarnos.  

El artículo es claro y enfático “En Caracas, cada fin de semana los casorios se esparcen por sus iglesias y, durante los días hábiles, los registros están en una constante actividad nupcial: casarse para irse, casarse por papeles, casarse para tener un apoyo emocional.”

Consultaron al psicólogo César Landaeta quien expresó “Aparentemente se ha producido ese aumento no solo en matrimonios sino en uniones que no son formalmente legalizadas. Las razones principales de ese fenómeno podrían estar en la necesidad de crear una familia que proporcione seguridad, tanto afectiva como económica. La inestabilidad social y política suele generar montones de ansiedad que necesitan reducirse mediante la formación de vínculos gratificantes y creo que tal debe ser el caso de lo que ocurre con estas nuevas parejas”.

Cierto, no es el primero ni el último en hablar sobre los aspectos positivos y beneficiosos del matrimonio o de formar una familia. Lo afirmó la Asociación Americana de Psicólogos (APA) para apoyar la solicitud de matrimonio igualitario en Estados Unidos, que fue utilizada por los países latinoamericanos que ya han reconocido este derecho a las parejas del mismo el mismo sexo.    
Lo que llama mi atención del artículo publicado es que es una situación que parece ser conocida por miembros de las iglesias que realizan estas uniones, quizá no. De no saberlo, entonces podemos presumir que los contrayentes mienten para poder casarse.

La situación la conocen las autoridades que realizan las ceremonias civiles. Lo saben las autoridades venezolanas, las americanas, europeas, en fin, lo sabe el mundo entero que la gente heterosexual (los homosexuales no podemos) en Venezuela se está casando para obtener papeles y quedarse en el país seleccionado.   

Nadie, absolutamente nadie les niega su derecho al matrimonio, aun sabiendo las razones por las cuales se están casando.

¿Dónde están los defensores de la institución civil del matrimonio?  ¿Dónde están los defensores del sacramento del matrimonio? Dónde están quienes se oponen al matrimonio a las parejas del mismo sexo? ¿Cómo es que no han salido a marchar para protestar estos matrimonios por negocio?  
¿Es que acaso esto que sucede les parece bien? ¿Les parece bien porque lo están haciendo las parejas heterosexuales?
¿Qué dirían si fueran parejas homosexuales quienes estuvieran haciendo esto de casarse para obtener los papeles para emigrar?

No les daré las respuestas que tengo en mente. Les dejo las preguntas para que se respondan ustedes mismos entre amigos o permanezcan en silencio como hasta ahora, como lo han hecho todas las personas a quienes les he comentado esto.

O quizás, como algunos otros, comentarán sobre otros conocidos, o amigos que se han casado por necesidad y  en cuyas fiestas de celebración bailaron y cantaron.

Espero hagan lo mismo, permanezcan callados cuando las parejas del mismo sexo en Venezuela logremos nuestro derecho al matrimonio e igualmente vayan a las celebraciones, canten rían y expresen su felicidad por la pareja.   




[1] Más allá del te amo. El Estímulo. 10-12-2017. http://elestimulo.com/climax/matrimonios-jovenes-mas-alla-del-te-amo/

domingo, 10 de diciembre de 2017

Recomendaciones de la ONU para el respeto y la integración


En el mes de octubre se dio a conocer un documento contentivo de  cinco normas de conducta  para las empresas de todo el mundo sobre cómo tratar a empleados, proveedores y clientes LGBTI, el colectivo formado por personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersex publicado por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas y presentadas por el propio Comisionado Zeid Ra'ad Al Hussein.
Estándares de conducta empresarial contra la discriminación a personas LGBTI. (2017)
1. Respeto a los derechos humanos
Las empresas deben desarrollar políticas, ejercer la debida diligencia y remediar los impactos adversos para garantizar que respeten los derechos humanos de las personas LGBTI. Las empresas también deben establecer mecanismos para monitorear y comunicar su cumplimiento de las normas de derechos humanos.
2. Eliminar la discriminación
Las empresas deben asegurarse de que no haya discriminación en su contratación, empleo, condiciones laborales, beneficios, respeto a la privacidad o tratamiento del acoso.
3. Dar apoyo
Las empresas deben proporcionar un ambiente positivo y afirmativo para que los empleados LGBTI puedan trabajar con dignidad y sin estigma.
4. Prevenir otras violaciones de DDHH
Las empresas no deben discriminar a los proveedores, distribuidores o clientes LGBTI, y deben usar su influencia para evitar la discriminación y los abusos relacionados.
5. Actuar en la esfera pública
Se alienta a las empresas a contribuir a detener los abusos contra los derechos humanos en los países en los que operan. Al hacerlo, deberían consultar con las comunidades locales para identificar los pasos que podrían tomar, incluida la defensa pública, la acción colectiva, el diálogo social, el apoyo a las organizaciones LGBTI y desafiar las acciones abusivas del gobierno.
Ante estas recomendaciones algunas personas me han preguntado ¿son realmente necesarias estas medidas? Mi respuesta es sí, sin lugar a dudas. 
Para muchos puede ser inconcebible la subjetividad con la que se puede decidir a quién contratar en las empresas e inclusive descartar a alguien con un excelente currículo debido a una característica contraria a quien al final toma la decisión. 
Y muchos dirán, si bueno, pero eso también sucede a personas heterosexuales. Cierto, eso no lo hace aceptable. También sucede a mujeres, quienes muchas veces son rechazadas de un trabajo debido al temor de los empleadores a que éstas salgan embarazadas, o que falten por dolores menstruales. Esto tampoco es aceptable y, definitivamente, no debería suceder.
En el caso de las personas homosexuales la discriminación en el ambiente laboral puede verse agravado por sus características particulares y, precisamente, por ser un grupo vulnerable los países han de promover acciones afirmativas para subsanar esas desigualdades. En vista de que muchos países no lo hacen, Naciones Unidas ha emprendido esta cruzada para proteger y prevenir situaciones de desigualdad y discriminación a las personas lesbianas, gays, bisexuales y trans. Estás medidas deberían ser adoptadas por todos los países miembros de Naciones Unidas.
¿Cómo han respondido las empresas privadas a estas medidas? Parte de la buena noticia es que estas normas no son una imposición de Naciones Unidas sino que han sido elaboradas con el apoyo del Instituto de Derechos Humanos y Empresas (IHRB) y estos se basan en los Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos y en el Pacto Mundial de las Naciones Unidas. Son, en esencia, una respuesta a las dudas de empresarios sobre cómo superar la discriminación hacia las personas LGBTI en las empresas.
Por su parte, el índice de igualdad corporativa de Human Rights Campaign, que desde 2002, se usa para medir anualmente la equidad hacia las personas LGBTI, este año ha calificado a las 10 empresas más comprometidas con la inclusión de personas LGBTI, estas son:  Accenture, Baker McKenzie, Google, IBM, grupo Ikea, Microsoft, PayPal,  Simmons & Simmons LLP, Coca-Cola, y Gap Inc.
Vale la pena aclarar que la ausencia de legislación en algunos países que proteja y reconozca los derechos de las personas LGBTI, son un desafío para las empresas que se comprometen a respetar  y apoyar los derechos humanos. No obstante, esto no debe utilizarse como una excusa para no actuar.
En Venezuela, algunas empresas transnacionales ya han comenzado a elaborar sus políticas internas de inclusión a personas LGBTI. Igualmente, lo han comenzado a hacer algunas organizaciones de derechos humanos a incluir en sus nominas a personas LGBTI. Tal es el caso de Amnistía Internacional, la cual mantiene una política de inclusión y no discriminación no solo en sus campañas sino también en sus políticas de contratación y normas de conducta interna, así como un protocolo contra el acoso sexual.
Ya en 2013, el Banco Mundial en su informe “la inclusión si importa” resaltó los beneficios para las empresas, la sociedad y el progreso económico mundial la incorporación de grupos minoritarios e históricamente excluidos como las mujeres, migrantes, indígenas y personas LGBTI.
La invitación es a los empresarios venezolanos a ser parte del progreso; a crecer y avanzar de la mano de la inclusión total y real en sus empresas. 
Escrito para Amnistía Venezuela

Agresión a lesbianas también es violencia de género


Al no ser algo que comúnmente reflejado en los medios de comunicación, es necesario visibilizar la violencia de la que son objeto las mujeres lesbianas, bisexuales y trans como miembros de un grupo minoritario y cuya circunstancia de discriminación y marginación se ve agravada debido a su orientación sexual, identidad y/o expresión de género.
Recordemos que recientemente, el 25 de noviembre, se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Desde 1981, militantes y activistas en favor del derecho de la mujer observaban esta fecha como un día de protesta y conmemoración contra la violencia que sufre la población femenina. La fecha fue elegida en memoria del brutal asesinato en 1960 de las tres hermanas Mirabal, activistas políticas de República Dominicana, por orden del dictador Rafael Leonidas Trujillo, quien gobernó el país desde 1930 hasta 1961.
Según las Naciones Unidas “en la actualidad, la violencia contra las mujeres y las niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo”.
En esta ocasión enfocaré mi análisis a la violencia hacia las mujeres lesbianas. Existe una situación de violación de derechos humanos debido a la negación e impedimento del disfrute de sus derechos fundamentales. En el caso de las mujeres lesbianas que se ven afectadas por diversos tipos de violaciones de derechos humanos, entre ellos el no reconocimiento de su derecho al matrimonio y a la protección de su familia homoparental.
La violencia intragénero no está incluida en la Ley de las mujeres a una vida libre de violencia. A pesar de ser una realidad, las parejas integradas por mujeres lesbianas también experimentan situaciones de violencia. Al momento en que se presentan no son consideradas en el marco de esta legislación dado que en esta ley el agresor debe ser de sexo/género masculino. Por ende, existe en vacío en la ley al no contemplar este tipo de violencia que es atendida bajo otras categorías como alteraciones a la convivencia ciudadana; es decir, casos de “riñas”, desorden u otro similar.
Con la violencia laboral muchas veces pasa inadvertida debido a la dificultad para demostrar su existencia. Puede consistir en la no contratación por ser lesbianas. En otras ocasiones se recurre a despidos injustificados bajo excusas de finalización de contratos, en otras se les impide el ascenso a mejores posiciones, se pueden dar situaciones de cambios o reasignación o no asignación de tareas, entre otras medidas que frenan el disfrute de un ambiente laboral adecuado.
Violencia sexual es usualmente ejercida por familiares o allegados quienes consideran que se trata de una desorientación o confusión y piensan que a través de “violaciones correctivas” se podrá modificar la orientación sexual de la mujer lesbiana.
También existe la violencia institucional a la que se enfrentan las mujeres lesbianas al no encontrar en las personas que están al frente de las instituciones la colaboración necesaria para recibir y procesar denuncias de violencia por razón de su orientación sexual. Algunos funcionarios se excusan detrás de la ignorancia o a la ausencia de un marco legal de protección a las mujeres lesbianas y de sanciones a este tipo de delito.
Asimismo, la violencia médica. Muchas veces las mujeres lesbianas son maltratadas en las consultas ginecológicas luego de revelar su orientación sexual. Son víctimas del rechazo por doctores que anteponen su homofobia a la ética profesional con la que deben actuar.
Y está la violencia mediática en la que la nula representación de las mujeres lesbianas en los medios de comunicación no contribuye a desmontar la imagen que de ellas se tiene. Es decir, la imagen de la mujer lesbiana masculinizada que no refleja la diversidad real. Por otro lado, se muestra a la mujer lesbiana como una fantasía sexual para hombres heterosexuales. Mostrar estas imágenes sesgadas de las mujeres lesbianas puede considerarse como violencia mediática.
Escrito para Alternos.la 

La vida de una lesbiana fuera del closet


“Salir del closet” es una expresión lingüística que se ha utilizado para referirse a la acción voluntaria y pública de una persona de expresar su orientación sexual no heterosexual. De tal manera que funciona como una analogía que ilustra la idea de mantener un aspecto de la vida encerrado, guardado u oculto, principalmente por temor a ser discriminado o estigmatizado por ser homosexual o bisexual; o dicho de otra manera, por no ser heterosexual.
En 1988, el psicólogo Robert Eichberg y el activista Jean O’Leary implementaron cada 11 de octubre como el Día Internacional para salir del Clóset, aprovechando la celebración de la Segunda Marcha por los Derechos de Gays y Lesbianas, que tuvo lugar en Washington DC, Estados Unidos, para pedir la igualdad de derechos para todas las personas sin discriminación. Los eventos del National Coming Out Day, o Día para salir del Closet, son usados para sensibilizar a la población general sobre los movimientos LGBTI en un esfuerzo de brindarles una cara más familiar.
A lo largo de los años han sido muchas las personas famosas que han expresado públicamente su homosexualidad o bisexualidad. Solo para mencionar algunos, los cantantes David Bowie, Freddy Mercury y Elton John lo hicieron en la década de los setenta. En los años noventa fueron la actriz Jane Marie Lynch, la cantante Melissa Etheridge y la que es considerada la salida del closet más famosa, la de la comediante norteamericana Ellen DeGeneres. Posteriormente, son muchos los personajes de la farándula y también del ámbito deportivo que han optado hacerlo.
Salir del closet es una decisión personal y voluntaria. Para hacerlo hay que tomar en consideración el ambiente en el que se hará. Por ejemplo, en países donde la homosexualidad es aún considerada un delito debe analizarse los riegos y las consecuencias de esta decisión.
A pesar de los múltiples beneficios que trae consigo salir del closet hay que ser valiente para emprender teniendo presente que aun cuando no haya situación de riesgo de muerte o castigo, existe la posibilidad de seguir siendo objeto de tratos crueles y degradantes. Otros actos de discriminación como tratamiento desigual en el lugar de trabajo, la no asignación de labores acorde con los conocimientos, limitaciones en ascensos e incluso el despido podrían ocurrir.
En el hogar siempre existe la posibilidad de no contar con la comprensión y el apoyo de los padres, hermanos y allegados. Amigos de la infancia o de la universidad podrían decidir alejarse y romper una relación.
Un sondeo ilustrativo de la realidad
Consulté a 22 mujeres no famosas sobre cómo se ha desarrollado su vida luego de haber expresado públicamente (a sus amigos, familiares o compañeros de trabajo) su orientación sexual no heterosexual, particularmente sobre dos aspectos, primero las razones que las llevaron a dar ese paso y cómo han sido tratadas por las personas a quienes le expresaron su realidad.
Les pregunté: ¿qué lleva a una mujer lesbiana a salir del closet?; ¿cómo te sentiste luego de haber hablado sobre tu sexualidad?; ¿te has sentido discriminada por algún familiar, compañero de trabajo o vecino, o has notado un trato diferente?
Las respuestas recabadas no pretenden ser una referencia generalizable ni tener carácter científico. Es más el resultado de una consulta informal entre mujeres que comparten una misma orientación sexual.
Varias expresaron haber salido del closet por estar cansadas de tener que mentir e inventar historias e incluso relaciones con hombres ficticios. Otras admitieron que nunca estuvieron en el closet porque siempre se sintieron atraídas por otras mujeres y lo asumieron sin mayores conflictos, además de haber encontrado apoyo en sus familiares. Otra razón que mencionó una sola de las consultadas es la necesidad de compartir con familiares y compañeros la felicidad que siente al lado del ser amado.
La mayoría expresó haberse quitado un peso de encima. Otras dicen que se sienten libres. Una comentó estar más relajada y mayor facilidad para socializar.
En cuanto a haber sido objeto de discriminación, dos chicas dijeron lo fueron en su lugar de trabajo por su apariencia “tomboy”; es decir, algo masculino. Una mujer relató que una amiga le dijo que se alejaría de ella por temor a que coqueteara con ella.
Naturalmente, la realidad es muy distinta para cada una y las reacciones de las personas cercanas son muy variadas.
Otros aspectos a considerar
Ciertamente, para quien ha decidido salir del closet la situación cambia de manera positiva, hay una sensación de liberación personal, quitarse un peso de encima. Resulta efectivo también para encontrar pareja, ya que se elimina el elemento de la duda.
La experiencia de vida fuera del closet también tiene un lado negativo. Hay mujeres heterosexuales que ven en esa mujer lesbiana la oportunidad de explorar sus fantasías sexuales y se aventuran a vivirla sin pensar que podrían estar jugando con los sentimientos de la otra persona, quien podría sentirse utilizada o ser tratada como un objeto sexual.
Por otro lado, algunas mujeres podrían optar por alejarse de la lesbiana por temor. Temor a poner en duda su sexualidad, temor a ser vista como lesbiana o por mantener una amistad con una mujer lesbiana.
Para la mujer lesbiana en esa situación podría ser agotador desde el punto de vista emocional tener que aclarar o explicar constantemente que sus intenciones hacia las compañeras de trabajo al invitarlas a tomar café, almorzar o salir al cine no necesariamente significa que hay una intención afectivo-sentimental.
En situaciones de salud, las mujeres lesbianas también pueden ser víctimas de discriminación por parte de ginecólogos, psicólogos o cualquier otro profesional no sensibilizado o aún con la creencia de que la homosexualidad es un trastorno mental.
Escrito para  Alternos.la