jueves, 23 de febrero de 2012

¡Está muy exigente profesora!

Día Martes, 9:25 am, Universidad Simón Bolívar, cinco minutos para mi clase de horario 3-4; es decir, de 9: 30 a 11:30 am. Me acerco a la puerta de mi aula, donde aún esta el profesor de la clase anterior, miro al pizarrón, está todo lleno de números y formulas, evidencia de ser una clase de matemática o física, o cualquier otra asignatura técnica. El profesor, conversa con unos alumnos y mientras tanto recoge sus libros y material de enseñanza. Guarda su borrador y un puño de tizas que estaban sobre el escritorio, donde queda una mancha de tiza y polvo de la misma. La silla de color azul, tiene marcas de dedos blancos, de manos con polvo de tiza. Con voz tímida pero firme, le digo al profesor, ¨Profesor, sería tan amable de borrar la pizarra por favor¨ su respuesta: profesora, ¨Esta usted muy exigente, entra antes de tiempo y además me pide que le borre la pizarra, yo la encontré así y así la dejo” Durante casi once años, he sufrido en silencio, la desagradable experiencia de llegar a un aula de clase y encontrarme con un lugar absolutamente asqueroso, en condiciones como la antes descrita, y además con restos de tiza y ese polvillo típico que deja la tiza en el aire y en el piso, luego de sacudir el borrador en la pared o en cualquier rincón. Un colega de la Universidad Central de Venezuela escribió sobre mi solicitud pública a todos los profesores de limpiar la pizarra (Publicación anterior). “llegar a un salón de clase y encontrarlo sucio, es como llegar a comer y encontrar la mesa sucia¨ La respuesta de este profesor de la USB, cuyo nombre por cierto desconozco me hizo, pensar en muchas cosas. Al momento, mi respuesta fue del tamaño de mi indignación. No solo fue grosera su respuesta, fue ofensiva y repulsiva. ¨A usted le parece que su respuesta es un buen ejemplo para todos los alumnos¨, pregunté. Tanto mis alumnos como el pequeño grupo de sus alumnos escucharon su respuesta. Y seguí: ¨el problema es que ustedes los que enseñan matemática y física no son docentes, llegan a esta profesión como una alternativa que les dé recursos económicos suficientes para sobrevivir, pero no son docentes, ni de vocación ni de formación. Son meros transmisores de conocimientos, no son docentes, por eso desconoce que su obligación es borrar la pizarra porque después de su clase, hay otra clase, viene otro profesor que no tiene por qué hacer su trabajo¨ Yo tengo treinta años dando clase, Profesora¨. Respondió. Ante lo cual le dije ¨eso no lo convierte en un docente, y no me quiero imaginar la calidad de la educación que hasta ahora ha impartido¨. Algún día quizás tendremos normaS, leyes y reglamentos que se cumplan. La profesión de docente debe estar restringida a profesionales, que obligatoriamente hayan estudiado educación o a aquellos de otras áreas de conocimiento pero que hayan cursado por lo menos varios años de formación docente. Un docente, es un formador, un educador, un modelo a seguir, es una guía, es un colaborador, es en ocasiones un orientador. Todas estas responsabilidades no se le pueden asignar a cualquier persona. En este país es tan común ver avisos de prensa en los que se solicita para dar clases de varias asignaturas como inglés, matemática, física, sociales u cualquier otra entre las más comunes, estudiantes de los últimos semestres de la carrera, imagino que por razones económicas, el pago es siempre más bajo por carecer de experiencia, o en el caso de inglés, alguien que vivió en algún país de habla inglesa. El saber hablar inglés, no los califica para enseñar. En los países de primer mundo, no por ser hablantes nativos de español, podemos llegar a enseñar, NO, no podemos por que existen gremios de profesionales de la docencia que lo impiden, es necesario demostrar que tenemos algún tipo de formación docente y experiencia para poder trabajar, en principio como asistentes, es decir comenzar bajo la supervisión de otro profesor. La enseñanza de nuestros hijos no puede estar en manos de gente como este profesor, que no tiene ni la más mínima delicadeza de responder ante la petición de una profesora con algo de decoro, y asumir su descuido e iresponsabilidad por no borrar el pizarrón. Obviamente, que su respuesta, para algunos fue algo cómico, para mi fue todo menos comico.

2 comentarios:

  1. Hola, fue muy agradable para mí encontrar su blog.
    Sólo tengo algo que decir respecto al comentario relacionado con los profesores de física o matemáticas, le pido por favor, no generalizar yo soy física matemática y en la escuela en la que estudié ESFM en México, a nosotros se nos mostró que después de dar clase el pizarrón se borraba y no porque el profesor que impartía su clase lo dijera, fue netamente con el ejemplo.
    Como usted menciona, nosotros como docentes somos formadores y la mejor manera de hacerlo es a través del ejemplo.
    Saludos
    Ivonne

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Ivonne.

      Gracias por tu comentario. Lo resaltado aquí se refiere a los profesores de matematica y fisica de la Universidad Simón Bolivar, en Carcas, Venezuela. ciertamente, no se puede genralizar, pues así como me ha sucedido lo que describi, me he encontrado con profesores de estas asignaturas que si borran la pizarra.
      En mi blog sobre vida universitaria podrá encontrar más relatos sobre lo que veo en mi lugar de trabajo. Te invito a que lo explores. http://cosasdeuniversitarios.blogspot.com/
      Saludos.

      Eliminar