¿Alguna vez te ha sucedido que estas paseando a tu(s) perros(s) y alguien te comenta “¡que lindos, esos perros son caros, verdad!” ? A mi me ha sucedido, realmente me incomoda la pregunta, además de que me parece una pregunta tan imprudente y aún mas considerando que aquí en Caracas se han dado casos de robo y secuestro de perros, sinceramente no sé que pensar. No sé si es mera curiosidad, o la pregunta es mal intencionada, no sé si les interesa porque quieren comprar un perro como los míos, si simplemente son imprudentes, o si tienen intenciones de robárselos para quedárselos o secuestrarlos para pedir rescate o para vendérselos a alguien en particular. Yo no compré mis perros, la primera perra fue un regalo, el segundo perro fue adoptado y la tercera perra es hija de la primera. No sé si mis perros son caros, son valiosos para mi porque son parte de mi familia.
El hecho es que el paseo de mis perros que anteriormente era el momento del día más esperado se ha vuelto en un momento de preocupación y estrés, no solo por lo antes mencionado. Si no por las muchas cosas que me suceden a diario con ellos durante los 10 minutos que los saco dos veces al día. Todo cambió cuando tuve que vender mi carro y ya no dispongo de un medio de transporte para llevarlos al parque en Chacao, ya que en el municipio Libertador no disponemos de un parque para mascotas como en el resto de los municipios del Distrito Capital.
Los días domingos cuando salgo a comprar el periódico aprovecho para sacar a pasear a mi perro macho, justo al lado del puesto de venta de periódico hay un señor (borracho) que ve a mi perro y me pregunta “señora, ¿lo va a botar?, par que me los regale” la pregunta obviamente me sorprende, ¿qué le hace pensar a ese señor que yo tengo intenciones de botar a mi perro? Por mi cabeza jamás pasa la idea de botar a un animal y mucho menos a mis perros. Luego reflexiono y piensa ah, el detalle es que si hay gente capaz de botar a sus animales a la calle. Los botan por que ya son viejos, porque se enfermaron y ahora son una carga y un gasto extra, porque rompen cosas, porque les caen garrapatas, en fin, la lista de excusas es muy larga.
De manera similar, en otra ocasión estaba paseando a mis perros y un señor en un carro se detuvo a mi lado y me hizo la misma pregunta: “señora, ¿los va a botar? Para yo llevármelos” a lo que razono y pienso, pero bueno, la gente si es cómoda, fresca y descarada. Dos calles mas hacia la avenida, deambulan no menos de cinco perros sin hogar, ¿por qué no los recogen, se los llevan y les dan un hogar? No, por supuesto, es mucho mas fácil llevarse unos perros, que a simple vista están sanos, bien cuidados, son hermosos y de raza.
Usualmente llevo mis perros por una calle cerca de mi casa que es bastante tranquila en ciertos momentos del día. Como una buena ciudadana, saco mis perros con su correa, y llevo bolsitas para recoger el pupú. El paseo no dura más de 10 o 15 minutos mientras ellos hacen sus necesidades y corren un poquito. Los perros son como niños, necesitan jugar, correr y compartir con otros perros.
En una ocasión salió un vecino a quejarse por que le molestaba el ladrido de mis perros, la queja habría sido bien recibida de no ser porque la misma se hizo con gritos, ofensas, insultos y amenazas. Señor, su reclamo puede estar justificado pero si lo hace de esa manera, para mi, pierde todo el derecho a que lo escuche.
En otra ocasión estaba doblando la esquina y venia un señor que se asustó al ver a mi perro porque mi perro también se asustó al verlo y le ladró. Igualmente, me gritó, me insultó y amagó con golpear a mi perro con un manojo de llaves que llevaba en su mano.
En otra ocasión otro vecino salió a reclamar que el frente de su casa no era lugar para que mis perros hicieran sus necesidades. Seguidamente entró a su casa y salió con un tobo de agua que arrojó en frente de su casa y muy cerca de mi perro. Lo cómico e irónico es, que en esa zona siempre deambulan cualquier cantidad de perros callejeros que hacen sus necesidades donde les da la gana. En las noches, siempre hay niños jugando y haciendo ruido, personas en sus carros con música a alto volumen bebiendo y fumando sustancias ilícitas. ¿Por qué no va a la alcaldía del Municipio Libertador y se queja? A la alcaldía le corresponde recoger y responsabilizarse por los perros en situación de abandono. También le corresponde limpiar las calles y de ser necesario fumigar contra las pulgas y garrapatas.
En otra oportunidad, vengo de regreso del paseo con mis perros, caminando por la acera, justo frente a un pequeño abasto/casa de una vecina esta estacionado un carro con las puertas abiertas y herramientas atravesadas que bloquean toda la acera, cuando llego al lugar pido permiso para pasar con la esperanza de que cerraran la puerta del carro y yo poder pasar con mis perros, la respuesta de la señora fue “tienes que pasar por aquí, estando la calle libre para caminar, yo tengo dos perros y jamás los he sacado a molestar a nadie en la calle”. Obviamente, exigí mi derecho a caminar por la acera y pasé. No me quedó más que sentir lástima por esos perros que jamás han salido a la calle a pasear, jugar o mezclarse con otros perros. Son unos perros presos de sus dueños.
Justo frente a mi casa, hay un depósito perteneciente a una mueblería. En las mañanas cuando les llega la carga de mercancía en camiones. Ellos colocan todos los muebles en la acera obligando así a la gente a caminar por las calles. En una ocasión me sucedió, salí con mis perros, caminando por la acera cuando llegue a la zona del deposito pedí permiso para pasar y el joven dueño me dijo “señora, aquí esta ocupado, camine por la calle”
De manera que aquí las aceras son para cualquier otra cosa menos para que los peatones caminemos y mucho menos para que pasemos con nuestros perros. El mundo al revés.
Los paseos de mis perros se han tornado en batallas que debo librar día a día en defensa de mis derechos y los derechos de mis perros. En aceptar que en el Municipio Libertador no se ha progresado en materia de derechos humanos y mucho menos en derechos para los animales. Debo salir preparada a vencer el miedo a que me roben o me secuestren mis perros y lidiar con el descaro de quienes quieren perros pero son incapaz de adoptar uno de la calle.
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