Hace poco atendía la invitación
de unas personas conocidas a compartir en una reunión social. Había varias parejas de mujeres y
hombres, en medio de la conversación una de estas parejas, muy emocionadas y
con una sonrisa en el rostro dicen: “¡sabes, nosotras estamos casadas!”, y
para hacer énfasis lo repitió así, “casadas, casadas”.
Ante mi expresión de asombro,
imagino, una de ellas sintió la necesidad de explicar y dice: “si, en una viaje
de vacaciones, llegamos a una iglesia, vestidas para la ocasión, luego de haber
logrado el contacto con el sacerdote; y él procedió a casarnos”.
Entonces comenté: “ah, entiendo,
ustedes tuvieron una ceremonia de bendición de pareja”. Una de ellas,
respondió: no, nosotras estamos casadas, casadas, por la ley de Dios, esa es la
que importa”. Seguidamente, le aclaré, “perdóname pero en Venezuela lo único
que tiene valor legal es la ceremonia de matrimonio civil ante una autoridad
civil. La ceremonia religiosa es solo simbólica, opcional y no tiene carácter
legal.” Y ahí culminó la conversación
sobre el asunto.
Matrimonios realizados en el extranjero
El artículo 104 y 115 de la Ley Orgánica
del Registro Civil establecen los
requisitos para el registro de los matrimonios de venezolanos realizados en el
extranjero. Estos no mencionan que los contrayentes deben ser de diferente
sexo. No obstante, ninguno de los matrimonios entre parejas del mismo sexo realizados en el
extranjero ha podido ser inscrito en Venezuela. Solo conocemos de dos casos que han
intentado una acción legal para exigir tal reconocimiento (Jesús Ravelo y Oliver Schneider, Giniveth Soto y Migdely
Miranda); ambos fueron rechazados.
Familias homoparentales
Aunque no contamos con cifras
oficiales porque éstas han sido ocultadas, las organizaciones no
gubernamentales tenemos información sobre las familias homoparentales en
Venezuela.
El más reciente censo de
población y hogares en Venezuela se realizó en 2011. Para 2012, las cifras
preliminares mencionaron la existencia de al menos 6000 parejas conformadas por
personas del mismo sexo. Nosotros
estimamos que esta cifra podría ser mayor. Adicionalmente, conocemos al menos
1500 parejas, tan solo en Caracas, que han optado por procesos de inseminación
artificial para concebir sus tan deseados hijos. Niños que están viniendo al
mundo en condiciones de desigualdad. Sus madres o padres están inscribiendo
estos niños como hijos con un solo padre o una sola madre ante la imposibilidad
de inscripción con ambas madres o padres del mismo sexo.
¿Dónde están?
Entonces me he preguntado mucho,
donde están las personas que conforman
estas estadísticas que manejamos. ¿Por qué no están exigiendo sus derechos?
Unión Afirmativa ha hecho varios llamados a parejas para emprender acciones
legales y durante años no hemos logrado conseguir parejas que quieran emprender
una batalla legal que culmine con el reconocimiento de parejas del mismo sexo
en Venezuela; tal como ha sucedido en otros países vecinos.
La respuesta, a mi entender, es
la que he escogido para titular este texto: están viviendo en un mundo de
fantasías, acompañados de un estado de negación de la realidad. Sin querer ver
y analizar las consecuencias de tal situación. Quizás también son presas del modelo
hetero-normado de las relaciones de parejas. Quizás
ese mundo en el que se refugian las
parejas del mismo sexo en Venezuela les hace pensar que si no son visibles y
esconden su relación entre cuatro paredes estarán a salvo de la discriminación
o de las situaciones incomodas a las que nos enfrentamos quienes decidimos ser
visibles.
Lo lamentable es que la manera en
que la realidad les hace salir de ese mundo de fantasía siempre sucede en
momentos de muchas dificultades con terribles consecuencias tal como les
sucedió a Giniveth Soto y a Migdely Miranda, luego de la trágica muerte de
Giniveth a manos del hampa y que dejó a Migdely y a su hijo en un limbo legal. Afortunadamente, la
situación de Migdely Miranda y su hijo, ha ido mejorando cuando a finales de
2016 el Tribunal Supremo de Justicia
venezolano ordenó al Consejo Nacional Electoral venezolano reconocer a
ambas mujeres como legitimas madres del niño concebido a través de
inseminación artificial. No obstante, el
matrimonio de ambas no ha sido reconocido y hoy en día Migdely no es
considerada heredera de su legítima esposa.
La realidad puede ser muy dura
Son muchas las parejas conformadas
por hombres o por mujeres que conozco y sé viven en su mundo de fantasía, parejas inclusive conformadas por mujeres y
hombres reconocidos, que ejercen cargos públicos, en universidades, en
ministerios, en alcaldías, en medios de comunicación, escritores, funcionarios
policiales , abogados, profesores universitarios; en fin… Todos, al parecer, no parecen estar conscientes de
la importancia de la visibilidad y, al mismo tiempo, de las desventajas de la
invisibilidad.
Pretender que la ausencia de
reconocimiento de sus derechos no les afecta por tener una situación económica
estable o cómoda, o porque sus conocidos y amigos saben de su realidad, se
equivocan. Hay muchos más beneficios en ser auténticos, a aquellos que puede haber en
pretender vivir entre cuatro paredes, a escondidas, en la oscuridad. Esta
actitud refuerza la idea de que ser homosexual es algo que debe esconderse y
mantenerse en la clandestinidad.
No me atrevo a asegurarlo pero de
alguna manera creo que el desprecio que expresan con frases como “yo no soy
lesbiana pues yo solo amo a mi pareja”, yo no soy gay porque me acuesto con
hombres por deseo sexual”, “yo no voy a marchas porque no me gusta la gente que
va a exhibirse”, “no me gustan los maricos amanerados” entre muchas otras
frases que he escuchado; o quizás evitas que te vean en público con alguien
abiertamente homosexual; actitudes que
he observado demasiadas veces, solo revelan la vergüenza individual que sienten por saberse
homosexuales. Eso, en esencia no es otra
cosa que rechazo a los homosexuales y si eres homosexual y rechazas a los homosexuales,
estás demostrando sufrir de homofobia
internalizada.
No le pediría a nadie nunca salir
del closet, pues esta acción es una decisión personal, pero si los invito a reflexionar
sobre su realidad.
Ya hay muchos venezolanos famosos
que han decido salir del closet y ser visibles, aunque esa visibilidad no esté
acompañada de una intención de convertirse en activistas por sus derechos
contribuye a desmotar mitos sobre la homosexualidad y las relaciones entre
parejas del mismo sexo.
La vida pública de estas personas
no ha cambiado, no han perdido su empleo, no han perdido a su familia, al
contrario, expresan que su vida personal ha cambiado para mejor luego de ser
sinceros consigo mismo. Esto tiene mucho años sucediendo, no se ha
acabado el mundo, los únicos cambios que hemos visto es hacia sociedades más
inclusivas y más prosperas.