Durante años tuve que lidiar con las diferentes situaciones
que resultaban de la sencilla pregunta ¿Cómo te llamas? o ¿Cuál es tu
nombre? Quiteria, mi nombre es
Quiteria. Compañeros de clase en la
escuela, maestros, doctores, enfermeras, todos aquellos quienes me preguntaban
siempre tenían algo que decir sobre mi nombre.
Soporté que me llamaran,
Quintina, Quinteria, Quisteria, Histeria como burla, entre muchos otros que ya
no recuerdo o que escogí olvidar.
Durante muchos años creí odiar mi
nombre, odiaba tener que repetirlo dos, tres y más veces o hasta deletrearlo a
cada rato, para que pudieran entenderlo. Quizás lo que odiaba no era mi nombre
si no la reacción de las personas. Me parecía antipática, odiosa, creo que eso
me hacía pensar que odiaba mi nombre. Naturalmente, la siguiente pregunta
siempre era ¿y ese nombre de donde es? ¿Qué significa? La única respuesta que
conocía era la que mis padres me habían dado: Así se llamaba mi abuela paterna
y gracias a ella, yo llevaba ese nombre. Psicológicamente, se supone que eso
debía hacerme sentir feliz, pues me asocia a una tradición familiar u otorga
cierto sentido de pertenencia y linaje familiar, a mí eso no me hacía sentir
mejor.
Todo cambió cuando en la escuela
secundaria me pidieron leer la gran obra de Miguel de Cervantes, El ingenioso
Hidalgo Don Quijote de La Mancha. Mi profesor de Lengua y Literatura, también
era mi padrino de bautizo, razón por la cual sentía una obligación moral de
cumplir y salir bien en la materia. De manera que le puse todo mi empeño a la lectura
y a pesar de lo extensa de la obra logré leerla casi en su totalidad. Como parte de la evaluación debía hacer una
presentación oral sobre uno de los cuentos que forman parte de la obra. Lo más emocionante para mi fue descubrir que Quiteria era el nombre de un personaje de esa obra.
No solamente me sentí feliz de
ver mi nombre en contexto diferente sino que me sentí orgullosa de que
apareciera como un personaje femenino al cual se referían como Quiteria “la hermosa”. Desde ese momento comencé a apreciar mi
nombre, y la respuesta que antes se limitaba a “es el nombre de mi abuela
paterna” ahora se extendía a “y un
personaje de Don Quijote de La Mancha”. Luego de una intensa y extensa búsqueda
descubrí que, además de ser un personaje de Don Quijote, mi nombre también es
el de una Santa, una Iglesia y de un poblado en Francia y otro en España. Mi nombre también ha
aparecido en varias telenovelas de origen brasilero. Don Quijote de la Mancha no solo sirvió para comenzar
a apreciar mi nombre sino también para descubrir el amor por la lectura y todo
lo que podía aprender a través de los libros.
El cuento sobre Quiteria va más o
menos así, a Don Quijote lo invitan a “La
boda de Camacho” con la hermosa Quiteria. El padre de Quiteria la había
comprometido en matrimonio al señor más rico del pueblo, por obvias razones, y
con el propósito de separarla del hombre de quien ella se había enamorado pero
quien no le parecía que fuese un buen candidato para su hija por ser un hombre
humilde. Al enterarse de la injusticia de esta boda, Don Quijote decide ir para
hacerle justicia a la Sra. Quiteria como él la llamó y a su verdadero amor el
joven Basilio. Para leer el capítulo completo aquí: Quiteria
“la hermosa” en Don Quijote
No hay comentarios:
Publicar un comentario