viernes, 31 de mayo de 2013

Grupos sexodiversos del país no tienen formación ideológica para cimentar sus demandas

Antonio Boscán, investigador de LUZ, dice que estos grupos no deberían copiar lo que viene de otros países y ajustar sus peticiones a la realidad

Daniela Artigas

Son mujer contra mujer. No hay competencia entre ellas, sexualmente se encuentran de igual a igual. Desde hace 10 años son pareja y ahora, una de ellas es madre, se ha inseminado gracias a la donación de esperma de uno de los mejores amigos de la pareja. 


 
  Boscán dice que la sexualidad es un tema de carácter público, una forma de control social o una lucha liberadora. Foto: Eloy Hernández
Esta es una de las nuevas formaciones que están obligando a repensar el sentido de familia en una sociedad cuya base corresponde al modelo patriarcal cultivado y legitimado, incluso por las mujeres, que hace de esta una ideología sexista y homofóbica que anula el espacio para discutir las nuevas feminidades y masculinidades.



En este sistema no hay posibilidades de igualdad ni respeto entre hombre y mujer. No hay igualdad en el sentido de verse de forma recíproca y no discriminar al otro porque es diferente en lo sexual.

Históricamente, la construcción de la identidad del macho se ha hecho sobre la construcción de una orientación sexual determinada, en este caso, heterosexual.

Desde la Cátedra Libre de la Mujer –dictada en LUZ– se discuten estas “nuevas situaciones”, que en realidad siempre han estado y que ahora se visibilizan, explica su coordinador Antonio Boscán, quien precisa que no se nace mujer ni hombre, sino que cada cultura construye sus propios patrones sobre lo femenino y lo masculino.


Sin embargo, estos esquemas suelen ser tan rígidos que hay personas que no encajan en el patrón machista tradicional y pasa que hombres y mujeres no se afirman ni se reconocen en ese modelo establecido.

El profesor Boscán aclara que esta diversidad sexual siempre ha existido. Hay evidencias de uniones de hecho –aunque no de derecho– entre personas del mismo sexo y permanecieron invisibilizadas por una cultura que privilegiaba cierto tipo de relaciones y comportamiento. Gracias al feminismo y a la teoría de género todas estas realidades se han puesto de manifiesto.


La masculinidad en sentido machista plantea una serie de restricciones con las que se automutila el macho en su forma de ser natural, por ejemplo, en el tema afectivo, la mutilación de la sensibilidad obliga al hombre a posicionarse y comprometerse con una estructura machista y sexista sin mediación posible, en caso contrario sería calificado como anormal en el estricto sentido de lo tradicional.

Falta formación


¿Qué significa ser hombre o ser mujer? Responder a estos interrogantes implica acercarse al feminismo y los estudios de género para analizar la forma como se construyen las identidades femeninas y masculinas. 


Estas discusiones plantean, también, una nueva noción de familia; sin embargo, entre los grupos diversosexuales se sigue teniendo en mente una concepción tradicional de familia y eso hay que ampliarlo, precisa Boscán, porque estos grupos, sobre todo en Venezuela, no tienen noción clara de lo que es su condición; por ello el experto aboga por fomentar discusiones de nuevas leyes que correspondan a la realidad de cada país. 


“Los grupos sexodiversos en Venezuela no tienen formación ideológica para cimentar sus demandas, no las saben definir. Ellos lo que han hecho es recibir información desde los medios de comunicación sobre lo que generan otros grupos fuera del país y lo que ellos logran lo copian y desean. No hay un discurso propio fundamentado como grupo diverso”, acota el investigador. 


La sexualidad es un tema de carácter público y también es una forma de control social; de allí que esta lucha tenga un tono liberador y emancipador de las minorías que comienzan a organizarse y oponerse al patriarcado impuesto y legitimado.


“En Venezuela no hay suficiente investigación sobre las cuestiones relacionadas con nuevas masculinidades, sexodiversidad, la transexualidad; estamos muy crudos en relación con otros países de América Latina donde hay investigaciones que han puesto en evidencia cómo es la realidad de sus colectivos sociales”, precisa.

El feminismo como raíz del asunto

Postura polémica de una homosexual

El planteamiento de la activista francesa Nathalie de Williencourt, fundadora de Homovox, agrupación que reúne a homosexuales en su país y que se ha pronunciado ante la aprobación del matrimonio igualitario y adopción en Francia, dejaba clara su contraposición a esta postura. Explica que las parejas homosexuales deben reconocerse como distintas a las heterosexuales y por ende sus necesidades son otras. Como se ve, además de ser una lucha de las identidades y los géneros, también se trata de desarrollar una política de autoafirmación y reconocimiento.



El feminismo se desarrolla por las mujeres que han tomado en cuenta su condición de desigualdad y su condición en la sociedad. No luchan contra los hombres, sino contra el sistema y la ideología machista sustentada en el patriarcado. Insiste en repensarse la condición de la mujer concebida como frágil y sumisa mientras que el hombre se caracteriza por su fuerza y agresividad.


Es un tema de las mujeres porque el machismo ha sido legitimado por ellas por una razón de supervivencia. Se han doblegado al hombre, de lo contrario quedarían completamente anuladas en diferentes instancias de la vida social; además, la mujer es educada para este principio y suele ser tan machista como el hombre, explica Boscán.


“El feminismo logró instaurar en la academia los estudios de la mujer a partir de los años 60 del siglo pasado y allí se planteaba la condición femenina dentro del sistema patriarcal”, precisa.


Venezuela, en deuda con la comunidad LGTB

Lesbianas, gais, transgéneros y bisexuales (LGTB), entre otras y renovadas condiciones de género que surjan para asumir la sexualidad, son temas que se han hecho cada vez más visibles e incluso están en la agenda de discusión en parlamentos y congresos ante los proyectos de ley en los que se aboga por promover la antidiscriminación y reconocer la igualdad de condiciones en temas como el matrimonio entre personas del mismo sexo o la adopción de niños.


El tema ha levantado pólvora, condicionando incluso a los países a plantearse el desarrollo de un marco jurídico desde el que se ampare y estimulen las condiciones para sembrar el reconocimiento, pero también la igualdad entre todos.


Holanda fue el primer país en el que se aprobó y presenció el matrimonio entre personas del mismo sexo en el año 2001. Desde ese momento se han incorporado modificaciones en las leyes de 13 países que amplían el reconocimiento jurídico a parejas del mismo sexo. 


En Latinoamérica ya se aprobó en Argentina, Uruguay, Brasil y algunos estados de México, mientras que en Colombia un vacío legal en el Código Civil de ese país sobre la ilegalidad del matrimonio homosexual mantiene en discusión el tema.



En Venezuela se presentó en el año 2009 un proyecto de Ley Orgánica para la Equidad e Igualdad de Género ante la Comisión Permanente Familia, Mujer y Juventud de la Asamblea Nacional que apenas ha sido visto y cuyas primeras críticas se concentran en el hecho de que no se toca explícitamente el tema del matrimonio igualitario.
Tomado de: http://www.agenciadenoticias.luz.edu.ve

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