¿Qué es la perspectiva de género?
Es una categoría de análisis social que surgió en la década
de los años 60 y que buscaba explicar cómo hombres y mujeres experimentan el
mundo de formas diferentes, en lugar de asumir que el hombre es la medida de lo
humano.
La perspectiva de género aplicada a la medicina permitió
identificar, por ejemplo, que cuando a las mujeres les va a dar un infarto, los
síntomas son diferentes que los de los hombres. Aplicada a la industria
automovilística, permitió entender que la razón por la que morían más mujeres
en accidentes de tránsito era porque en las pruebas de seguridad usaban muñecos
con las medidas antropomorfas de los hombres.
La educación en género, sexualidad y ciudadanía
La orientación sexual y la identidad de género no se enseñan,
pero el respeto, la convivencia armónica y la igualdad sí. En el mundo está
comprobado que la educación sexual enfocada en el autoconocimiento del cuerpo,
la identidad y el respeto a la diferencia es la mejor manera de dar
herramientas a los niños y niñas para evitar el abuso sexual y el acoso o
bullying por ser diferentes, prevenir el embarazo adolescente, evitar la
violencia en las relaciones de pareja, prevenir el VIH y las ITS, y formar
ciudadanos que respeten la diferencia y valoren el pluralismo, lo que es
esencial para alcanzar la paz y fortalecer la democracia.
¿Cuál es la diferencia entre sexo y género?
Aunque no fueron las feministas quienes inventaron el
concepto de género, sí fueron quienes lo popularizaron para hacer evidente que
el sexo se refiere a los rasgos biológicos de machos o hembras, y el género a
los roles y actitudes que se entienden como masculinos o femeninos.
Tradicionalmente se esperaba que, por naturaleza, todos los hombres fueran
masculinos (fuertes, racionales y proveedores) y todas las mujeres fueran femeninas (débiles,
emocionales y cuidadoras). Al diferenciar el sexo del género podemos entender
que haya hombres femeninos y mujeres masculinas.
De hecho, muchas de las prohibiciones que existían
históricamente para las mujeres y de los estereotipos que se siguen usando hoy
en día se explican al confundir el sexo y el género. No podían votar ni aspirar
a cargos públicos, porque su “naturaleza” era cuidar a los hijos y estar en la
casa. Tampoco podían ser jurados ni testigos en procesos judiciales, porque su
“emocionalidad” les impedía ser objetivas. No recibían la misma educación que
los hombres y mientras a ellos les enseñaban matemáticas y ciencias, a ellas
les enseñaban costura y etiqueta.
Pero los hombres también se han visto afectados con los
estereotipos de género; por ejemplo, al haber sido educados bajo la premisa de
que “los hombres no lloran”.
¿Qué es la orientación sexual?
La orientación sexual se refiere a la atracción afectiva y
sexual que una persona siente hacia otra. No existen datos exactos, pero se
estima que entre el 5 y 8 % de la población es homosexual, es decir, que siente
atracción hacia una persona de su mismo sexo. La orientación sexual no es una
elección, sino una condición natural de la persona como lo son el color de su
piel o el ser zurdo o diestro.
Todas las personas sentimos atracción hacia otras, tanto si
somos heterosexuales (atraídas hacia el sexo contrario), homosexuales (atraídas
hacia el mismo sexo) o bisexuales (atracción hacia ambos sexos). Esto es sólo
un factor de la personalidad y la sola orientación sexual no determina las
calidades éticas o morales. La orientación sexual no se puede cambiar, aunque
algunas personas aprendan a reprimirlo para evitar la discriminación. Es independiente del sexo y del género de cada
persona; así, por ejemplo, un hombre homosexual puede ser muy masculino, o una
mujer heterosexual tener actitudes masculinas.
¿Cómo se determina el sexo de una persona?
Tradicionalmente, el sexo de las personas se asigna al
momento de nacer sólo con base en una revisión rápida de los genitales. Si
tiene pene es niño, si tiene vagina es niña.
Los avances científicos han permitido identificar otras características
biológicas que determinan el sexo de una persona. Por ejemplo, desde el punto
de vista cromosómico, un individuo XX es hembra, uno XY es macho. Cuando los genitales presentan
características ambiguas o cuando la composición de cromosomas presenta alguna
alteración como XXY o XXX la persona es intersexual.
También se puede indagar el sexo de una persona estudiando el
tipo de hormonas que producen sus gónadas (testículos u ovarios). Hombres y
mujeres producen los dos tipos de hormonas que determinan las características
sexuales secundarias, pero normalmente los hombres producen más testosterona y
las mujeres más estrógenos.
La mayoría de nosotros nos identificamos como hombres o
mujeres con base en los genitales que desarrollamos de forma evidente. Sin
embargo, existen casos, donde al realizar otras pruebas podríamos descubrir que
nuestro sexo no es tan claro. Por ejemplo, un hombre casado en la China
descubrió que era intersexual a los 44 años, cuando acudió al médico por tener
dolor estomacal y orina en la sangre. Los exámenes descubrieron que tenía una
composición cromosómica de mujer (XX) y que a pesar de tener un pene y
testículos normales, en el interior de su abdomen también tenía un útero y
ovarios, y que el dolor y la sangre eran causados por la menstruación. La corredora sudafricana Caster Semenya tuvo
que someterse a exámenes cromosómicos para que la dejaran correr en las
competiciones de mujeres. Los resultados demostraron que tiene cromosomas XX,
pero también se comprobó que produce testosterona como un hombre, lo que
explica por qué es más rápida que otras mujeres con niveles más bajos de
testosterona.
¿Diversidad y derechos humanos?
A través de la historia, la biología se ha usado como un
supuesto argumento científico para restringir los derechos de cierto tipo de
personas. Por ejemplo, las monarquías antiguas sólo reconocían derechos a
quienes tenían sangre azul por ser hijos de la nobleza, en muchos países sólo
se reconocían derechos a personas de cierto color de piel porque las de otros
colores se consideraban más cercanas a los simios,a las mujeres les negaron
derechos alegando que su rol en la reproducción era el argumento biológico que
justificaba su confinamiento al hogar y a las personas con algún tipo de
discapacidad se les restringen sus derechos porque se presume que no pueden
tomar decisiones autónomas.
Lo cierto es que las categorías biológicas son más inestables
de lo que creemos y no pueden afectar la manera en la que concebimos la
democracia, ni limitar a quienes reconocemos como titulares de derechos. La
diversidad sexual y de género no es una enfermedad ni una perversión. La
diversidad de todo tipo (racial, étnica, de género, de orientación sexual, de
religión) enriquece y fortalece las sociedades.
¿Qué es la identidad de género?
La identidad de género es el sentido interno que todas las
personas tenemos de ser hombres o mujeres, independientemente de nuestra
anatomía. Como la orientación sexual, la identidad de género no se escoge ni
puede ser modificada, es algo con lo que nacemos. En la mayoría de los casos la
identidad de género coincide con el sexo asignado al nacer, pero a veces no. Las
personas que sienten una fuerte disonancia entre su sexo y su identidad de
género son llamadas transgénero. No se trata de un capricho ni de curiosidad,
sino de sentir de manera insistente, persistente y consistente que la identidad
de género no coincide con la anatomía propia y, por lo tanto, es necesario
empezar un proceso de cambio para alinear estos aspectos de su identidad. Dicho
proceso se conoce como “transición”, y es único en cada caso. A veces incluye
cirugías de reasignación de sexo, otras veces sólo hormonas, en ocasiones
ninguna de estas cosas o a veces las dos. De acuerdo con la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, las personas transgénero viven en una
situación de tanta vulnerabilidad, que tienen una esperanza de vida de 35 años.
13 de agosto, 2016. Por
Mónica Roa, Juliana Martínez.
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